HISTORIA MILITAR DE LA COMUNIDAD VALENCIANA

Lusitanos de Valencia en Tierra Santa

Misión en el Líbano en 2006-07 Asociación de Veteranos del Regimiento Lusitania

JUAN DE LA PUERTA*

Era abril de 1846 en Valencia. Una revista en honor de la Reina Madre, María Cristina de Borbón , por su 40 cumpleaños, nos revela una formación en la que estuvieron presentes un batallón de Infantería de Línea, dos fuertes secciones de Artillería de Plaza, tres baterías de Artillería rodada y el Regimiento de Caballería del Lusitania. Formaban en la extensa línea que cubría la Alameda y parte del camino del Grao y era presentada ante el Capitán General José Manso. Poco antes del inicio de la Segunda Guerra Carlista , el día 20 de julio de 1846, se aprobaba la propuesta de que el patrón para el Arma de Caballería fuera Santiago. Cinco días más tarde, Valencia fue bendecida en la primera formación que el Lusitania invocaba a su reciente Patrón, el apóstol Santiago . Se cumplen 170 años. En ese mismo año el Lusitania, acuartelado en la ciudad del Turia, marchó a Cataluña para intentar sofocar a los “Matiners”.

La primera acción en el extranjero bajo su amparo fue la defensa y protección del Papa Pio IX , en 1849, que formaba parte de la expedición realizada a los Estados Pontificios, al mando del general Luis Fernández de Córdoba (descendiente del Gran Capitán). El patronato del Apóstol (de España y de la Caballería), ha sido una de las principales características de la cultura y vida hispánica.

La devoción, en España, tuvo una importante proliferación en la primera época del cristianismo. En el año 30 Santiago predicó en Judea y Samaria y después vino a tierras de la Hispania Romana acompañado de discípulos. Dos de ellos se llamaban Atanasio y Teodoro. De carácter fogoso, como su hermano, Jesús les puso el sobrenombre de: “Boan-erges” “Sicut fulgur” (traducción Los tronadores o Hijos del Trueno).

Parece ser que desembarcó en Cartagena para seguir por Granada , Córdoba y caminando por la vía que unía Itálica con Mérida, continuó por Coimbra y Braga , y llegó a Iria-Flavia, en Galicia . Consagró obispos en Braga, Lugo y Astorga y continuó hacia Zaragoza donde se le apareció la Santísima Virgen. Sobre un pilar, a orillas del Ebro, se levantó una pequeña capilla en recuerdo de su aparición. Embarcando en Tarragona , regresó a Jerusalén con sus nueve discípulos y tras su martirio, el año 44, estos recogieron su cadáver y lo repatriaron hacia Hispania, desembarcando en el reino de la reina Lupa. Un carro de bueyes lo trasladaron donde hoy se levanta la catedral. En el año 813 un ermitaño de nombre Pelayo vio una estrella sobre una colina próxima al río Sar. En el lugar encontraron tres cadáveres a los que identificaron con los de Santiago y sus discípulos Teodoro y Atanasio.

Podemos hablar de tres formas principales de la representación santiaguista :

1) Representación de Santiago como apóstol.

2) Como peregrino, apareciendo ataviado con los ropajes y atributos propios de aquellos que iban a peregrinar hacia su sepulcro.

3) Santiago Matamoros, en la Batalla de Clavijo (844), cerca de Nájera. En ella, el rey Ramiro I venció a Abderramán II y se vio al Santo Apóstol montando en un caballo blanco y con una espada en la mano batallando contra los infieles moros y portando un lábaro triunfante de blanco color. Fue como consecuencia de la negativa en pagar a Abderramán II un tributo anual conocido como el de las Cien Doncellas, pactado con Mauregato. Clavijo es el lugar donde se nombró por vez primera: “Santiago y cierra España” . Dicen algunos autores que, a este grito, a los caballos le salen alas.

Los reyes en recuerdo de la misma establecieron el llamado Voto de Santiago. Esta dádiva real que se perpetuó hasta los años de la Desamortización, en el siglo XIX, tuvo su gran periodo de auge en los años que van de 1504 a 1788. Consistía en el pago anual de una medida de pan, la cual variaba según las zonas, y otra de vino si éste era fructífero por parte de los agricultores castellanos para, siguiendo el deseo de su monarca, sostener el glorioso culto del apóstol Santiago y también la pervivencia del clero de su catedral.

La nueva dinastía Borbón siguió potenciando el culto jacobeo como nos demuestra la ejecutoria otorgada en 1726 por Felipe V: “concediendo perpetuamente mil escudos de oro para la ofrenda del veinticinco de Julio”.

Uno de los hechos más trascendentales, sin duda, en la propagación devocional de lo jacobeo, acaeció el año 1122 cuando en la festividad de julio el papa reinante Calixto II dispuso que ese año, al caer el día 25 en domingo, se celebraría un año jubilar plagado de gracias e indulgencias espirituales encaminadas a la salvación de las almas.

Todos los 25 de julio, La Caballería rinde pleitesía a su Bienhechor. Los valencianos del Regimiento de Caballería Lusitania , una vez más, dirigirán sus plegarias al cielo para pedir protección por sus compañeros desplazados, esta vez, hasta tierras de la antigua Mesopotamia –Besmaya (Irak)- y el Líbano –Marjayoun- , muy cerca de donde Santiago inició el apostolado.

*Juan de la Puerta es Teniente Coronel de Caballería, Doctor en Historia y pertenece al Grupo de Historia Militar de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana

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