Juan Martínez Fernández* - OPINIÓN

Legislar para el futuro

«Educación para la Ciudadanía es una asignatura que alumbra una posibilidad extraordinaria de enseñar a la juventud cómo defender su futuro»

Durante años me he estado preguntando con qué fin se legisla en España. La conclusión a la que he llegado ha sido rotunda y concluyente: en España se legisla para reafirmar la partidocracia y reforzar la postura de la ideología hasta el máximo con el fin de asegurar el pesebre a cuantos más seguidores y adeptos mejor.

Si analizamos de forma detenida las leyes que se aprueban por uno u otro partido en el poder, la inmensa mayoría pasa desapercibida para el votante hasta el punto de creerse las sandeces que le dicen cada cuatro años; y solamente consigue estar de mejor o peor humor cuando va a las urnas.

Y crean que estoy en lo cierto pues baste un ejemplo. Cuando llega el partido Socialista, deroga leyes del PP y pone otras suyas. Ciertamente no se arregla el problema con una cuestión más importante aún, la gente ni se entera; y, además, el hecho no es trascendente. Luego eso, ¿qué significa? Pues sencillamente que aquella ley era intrascendente y la que la sustituye también lo es.

Hay un tema que ha sido discutido hasta la saciedad y nadie ha aportado soluciones ni las aportará. Se trata sencillamente de la “Educación para la ciudadanía” , un nombre rimbombante y sin duda etimológicamente importantísimo para quienes han de tomar el relevo generacional y, en especial, para los jóvenes.

No obstante, han convertido la idea en un bodrio sectario y adoctrinante que ni ha calado ni ha arraigado entre el pueblo y sobre todo, entre los estudiantes. ¿La causa? Que carece de contenido, que su redacción está llena de sandeces y consignas interesadas políticamente, dependiendo de quién la redacte. Si es la izquierda, la derecha es el capitalismo y la Iglesia el mal de nuestra civilización; si es la derecha, con la izquierda sólo hambre y mierda nos esperan.

Yo, en cambio, creo que se trata de una asignatura que alumbra una posibilidad extraordinaria de enseñar a la juventud cómo defender su futuro, sencillamente con enseñarle aquello que le ha de servir toda la vida y le ha de ayudar a defenderse de los políticos que tan solo persigan el adoctrinamiento y la siembra interesada en busca de votos.

Haría la asignatura troncal, de obligado estudio y, además, evaluable hasta el punto de ejercer acción selectiva, impidiendo el paso de curso sin superarla. Una asignatura que diera al estudiante desde los diez años hasta los dieciséis, una fuerza moral que como consecuencia de sus conocimientos pudiera plantar cara a los desaprensivos que cada cuatro años les mienten y engañan – obviamente porque los ciudadanos se dejan – y que además tendría el efecto terapéutico de que su garganta se agostaría hasta el punto de no comulgar con ruedas de molino.

Y Vds. se estarán preguntando ¿Y cuál es el contenido de esa asignatura? La pregunta es tan fácil de contestar como necesaria de aplicar. ¡Que fuese obligatorio estudiar la Constitución y el Código Civil! ¿Se imaginan Vds. qué país tendríamos cuando todos los jóvenes de dieciséis años conocieran a fondo la Constitución y el Código Civil? ¡Esa sí que sería una España avanzada!

Lo demás son tonterías que están llevando a este pueblo, viejo pero imberbe, a la desaparición como nación importante en el mundo. Desde Zapatero, somos comparsa, pero con Rajoy, ni siquiera hemos llegado a jefe de comparsa. Lamentablemente, aquí no cabe un tonto más. Y eso se paga.

*Juan Martínez Fernández es abogado

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