José María Llanos - Tribuna abierta
Todos a las catacumbas
«Es muy cómodo tenernos metidos en casa, debilitando nuestra reacción, la economía y los recursos»
La Constitución Española garantiza, en el artículo 16.1, entre los derechos fundamentales y las libertades públicas, «la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley». Por su parte, el RD 463/2020, que regula el estado de alarma por el Covid-19 , en su artículo 11 «condiciona» la asistencia a los lugares de culto y a las ceremonias civiles y religiosas, evitando aglomeraciones, de tal manera que se garantice a los asistentes la posibilidad de respetar la distancia entre ellos. Hasta aquí todo bien, a pesar de que de forma irregular se han estado poniendo denuncias e impidiendo actos de culto cristiano , lo cual contradice la previsión legal que, como digo, «condiciona» pero no puede «suspender» esos actos. Pero luego llega la Orden SND/399/2020, de 9 de mayo, y dice: «No se podrá utilizar el exterior de los edificios ni la vía pública para la celebración de actos de culto». ¿Por qué? ¿Cuál es el amparo legal que puede contradecir la Constitución y el Real Decreto? Ninguno; tan solo el poder de los hechos.
Pero son hechos muy graves. No hay Estado democrático, no hay sistema de libertades, que pueda sobrevivir si se fulminan los derechos fundamentales y las libertades públicas. Ni siquiera en un Estado de Excepción . Por eso da tanto miedo esta prohibición que recoge la Orden, pues supone un ataque sin precedentes a nuestra democracia, y vulnera flagrantemente la Constitución Española . Si permitimos esto, lo siguiente puede ser la suspensión de cualquier otro derecho fundamental, porque ante la perversión del sistema ya no hay límite que valga. Y mientras tanto nos tienen en casa, pero no para protegernos, pues para eso y a estas alturas sólo hay una forma: tests masivos que, por otra parte, nuestras empresas tienen que exportar a otros países porque nuestros gobiernos central y autonómico, no quieren adquirirlos para detectar la infección y tomar medidas de prevención y cuarentena sólo en esos casos. Es muy cómodo tenernos metidos en casa , debilitando nuestra reacción, la economía, los recursos, de forma que cuando salgamos a la calle la necesidad sea tan grande (ya lo es) que no nos queden fuerzas para rebelarnos ante las migajas del Papa Estado Totalitario. No podemos consentirlo; hace falta rebeldía; es preciso defender nuestra dignidad.
No podemos permitir que nos envíen «otra vez» a las catacumbas. El Sr. Arzobispo de Valencia ha sufrido ya el acoso y la mentira, por acercar a la puerta de la Basílica la imagen de la Verge dels Desamparats, mirando a la ciudad , y ofreciendo su consuelo a todos los valencianos; a los que estaban en casa y a los que sin ninguna aglomeración, con mascarillas y manteniendo la debida distancia, pasaban por la Plaza. Y por ello ha sido sometido a escarnio público. El pasado domingo fue el cardenal Antonio Cañizares ; otras veces han sido nuestros sacerdotes; muy pronto, todos nosotros. Tenía razón Cervantes cuando advertía de que «la libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida». Si no luchamos por nuestra libertad, si no defendemos nuestras creencias, opiniones y dignidad, como seres con razón y sentido común, cuando finalmente vengan a por nosotros, ya será tarde para protestar.
*José María Llanos es presidente provincial de Vox Valencia y presidente y portavoz adjunto del Grupo Parlamentario Vox en las Cortes Valencianas