José Luis Torró - Al punto

Vascos, Compromís y Catalá

«Es lo que tienen los nacionalismos periféricos en nuestro país, que si el desfalco, mamandurria, pujoleo, extorsión, nepotismo, incapacidad o torpeza lo hace uno de los suyos, se lo tienen que perdonar»

Resultados Elecciones Galicia y el País Vasco en directo

Gallegos y vascos votan este domingo sus gobiernos autónomos. Salvo sorpresas estratosféricas Alberto Núñez Feijoo seguirá como presidente de la Xunta de Galicia mientras que Iñigo Urkullu no tendrá problemas para renovar como lehendakari.

El temor a que la pandemia del coronavirus pueda favorecer la abstención tiene en estado de alerta a ambos candidatos . No parece que sus temores tengan porqué estar justificados. En el caso del gallego porque su gestión es percibida por una gran parte del electorado como satisfactoria y la respaldará. Si a ello se añade el alma popular que habita por aquellos prados célticos la cuarta mayoría absoluta - casi, casi la única manera que tiene el Partido Popular de acceder o mantenerse en el poder - la tiene Feijoo al alcance de su mano.

En el caso vasco, los temores de Urkullu de no obtener suficientes votos para garantizarse la reelección con el apoyo socialista, puede descartarlos y dormir tranquilo agarrado a su makila. El único partido que podía poner en peligro una mayoría suficiente para que el PNV no se asegurase su continuidad en el gobierno vasco era Bildu. Sin embargo, las posibilidades de que los hijos (añada el lector algún adjetivo o sustantivo ad hoc si así lo considera) de ETA obtengan un resultado mejor que el encuestado -que muy favorable ya les era- se han venido abajo en un abrir y cerrar de ojos. Eso ha sido así desde que se ha sabido que Compromís/Bloc habían hecho público su deseo de triunfo para los bilduetarras y no para los peneuvistas como hasta ahora venían haciendo.

La primera reacción del lehendakari parece que ha sido de estupor y disgusto. Si bien su estado de ánimo ha variado del todo cuando sus asesores lo han tranquilizado al hacerle ver que su triunfo estaba garantizado. No sólo porque Compromís había dejado de darle su apoyo, vaya respiro, sino que, además, habían decidido respaldar a Bildu, vaya marrón.

La facilidad -y hay quienes piensan que también es felicidad- de Compromís para hacerse la picha un lío, es lo que tiene a Baldoví en el Congreso más solo que la una. Su propensión a ser un partido más de la izquierda radical que incluso un partido valencianista como dice serlo, pero ya sin gran capacidad de convicción, les ha pasado factura.

Imagen de la recién elegida presidenta del PP en Valencia, Maria José Catalá, (en el centro) junto a Isabel Bonig y Teodoro García Egea ABC

Y más que les pasará en próxima confrontaciones electorales. Comenzando por la ciudad de Valencia. El PP ha puesto al frente de su partido en el cap i casal a una mujer, María José Catalá, que devolverá la alcaldía para su partido dentro de tres años. Por los propios méritos de la que será candidata popular y, también, por la ayuda, que será muy, pero que muy decisiva, que le vendrá dada por el catastrófico balance que presentarán Ribó, Grezzi y demás companys i companyes al finalizar de su segundo mandato.

Vuelvo al País Vasco porque reparo en la ausencia de dos votantes muy determinados. No podrán concurrir de ninguna de las maneras. Y no porque se lo impida la prohibición de acudir a un colegio electoral si se está afectado por el Covid-19. No, Joaquín y Alberto no sufren el contagio de un rebrote. Lo suyo es mucho peor. Joaquín y Alberto son los dos trabajadores que quedaron sepultados en el vertedero de Zaldívar el 6 de febrero cuando un corrimiento de tierras y deshechos los sepultó. Y allí siguen sus cuerpos bajo miles de toneladas sin ser rescatados y sin que las protestas de familiares y amigos hayan conseguido algo. Nada en absoluto.

El gobierno vasco, tan nacionalista como es y se siente, ha preferido tener bajo los escombros y residuos industriales a sus dos compatriotas -razón del todo decisiva para no poder votar- antes que aceptar la ayuda ofrecida por la Unidad Militar de Emergencias (su creación y la prohibición de fumar en bares y restaurantes lo único bueno que hizo Zapatero) para tratar de localizar y recuperar los cuerpos insepultos de estos dos vascos que siguen enterrados por la inepcia de los gobernantes nacionalistas que, no obstante tan manifiesta incapacidad, el domingo por la noche volverán a brindar porque los votos de una gran mayoría de vascos y vascas les serán favorables. Es lo que tienen los nacionalismos periféricos en nuestro país, que si el desfalco, mamandurria, pujoleo, extorsión, nepotismo, incapacidad o torpeza lo hace uno de los suyos, se lo tienen que perdonar. Y se lo perdonan.

«El nacionalismo es el refugio de los canallas»

Doctor Samuel Johnson

Reino Unido 1709-1784

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