José Luis Torró - Al punto
Mónica Oltra fuera a cambio de cien dentro
«Tanta exhibición de capacidad de resistencia, complicidad y solidaridad ha quedado en nada a la hora de la verdad»
Los saltos, la gesticulación, los gritos, los aspavientos, la forzada sonrisa no reflejaban un estado de euforia sino de paroxismo. Contrastaba tanta vehemencia e histrionismo con los modos y maneras menos histéricos, la edad también se nota, de quienes la acompañaban en el escenario. Mónica Oltra pretendía demostrar a sus devotos más incondicionales, que tenerlos los tenía en aquel momento, mañana ya serán menos, que la decisión del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana de investigarla se la soplaba. Pero para nada resultaba creíble. El nerviosismo provoca reacciones alteradas de ánimo que el lenguaje corporal denuncia .
Esa aparente fuerza gestual, esas declaraciones que recordaban la frase mosquetera: una para todos, todos para Mónica, esos rótulos y pancartas en los que se reafirmaba el rotundo compromiso de Compromís con su lideresa, esos aplausos por momentos ensordecedores… todo eso ya es pasado, puro ayer.
¿Era preciso reconvertir el aplec sabatino de Compromís en un acto al que se le despojaba de su naturaleza propagandística –hacia el tercer Botànic era su lema— en una muestra de adhesión inquebrantable a Mónica Oltra , sabiendo quienes la aplaudían y jaleaban–y peor si no lo sabían— que el tic tac de su dimisión o destitución se había puesto en marcha el jueves, a partir del anuncio del TSJ de investigar a la vicepresidenta. Y que la cuenta atrás no iba a detenerse por entusiastas y ensordecedores que fuesen los aplausos?
Setenta y dos horas después del espectáculo en el antiguo cauce del Turia, saltaba la noticia. Mónica Oltra arrojaba la toalla antes de que se iniciase la reunión de la ejecutiva de su coalición . En un santiamén se pasó del rimbombante “si nos tocan a una nos tocan a todos”, al dejemos de historias no vaya a ser que Ximo Puig , y más después de lo ocurrido en Andalucía, corte por lo sano. Mónica se tomó la venganza de que Ximo Puig se tuviese que enterar por la prensa de que dimitía.
Tonterías las justas. Mas de un dirigente de Compromís debió recordar a Caifás, aquel año sumo sacerdote, que les dijo a los suyos: ”Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca”. La nación en este caso son los algo más de cien puestos, altos cargos de la Administración valenciana, que en estos momentos están en manos de miembros, miembros y miembres de Compromis. Y que para que sigan estando, que no esté Mónica Oltra en el Gobierno del Botànic no va a irse a pique como el Titànic y nos arrastre a todos.
Joan Baldoví derramó unas tuiteras lágrimas: “Escribo estas palabras con un sentimiento enorme de tristeza y rabia. Hoy se materializa una injusticia contra una de las personas que más dignidad le han dado a la política valenciana”, para momentos después elevar el tono con este otro tuit: “La derecha, la extrema derecha y todos aquellos que en algún momento de este proceso se han aprovechado del juego sucio, se han cargado a una persona inocente que luchaba siempre por las personas más vulnerables de este país. El mensaje es claro: hoy es @monicaoltra, mañana puede ser cualquiera”.
Ché, Baldoví, ¿cómo que luchaba por las personas más vulnerables de este país? ¿ De todas? Menos de la niña de la que abusó el ex marido de la dimitida . Y por culpa de esos abusos, que le han supuesto a su autor una condena de cinco años de cárcel, y de todos los presuntos enredos, trampas y manipulaciones del personal de la Consellería de Bienestar Social e Igualdad, presidida por Oltra, para tratar de ocultar lo ocurrido y salvar a su jefa, trece funcionarios están siendo investigados. Investigados por la Justicia con todas las garantías legales. Insistir en que se trata de una injusticia es exhibición de patética pataleta y pateleo.
Tanta exhibición de capacidad de resistencia, complicidad y solidaridad ha quedado en nada a la hora de la verdad. Demasiados sueldos en juego para que la obcecación de Mónica Oltra les pudiese dejar en la calle y sin aire acondicionado.