José Luis Torró - Al Punto

Mascarillas made in Valencia/España

«No me explico que el Consell decidiese semanas atrás comprar cuatro millones y medio de mascarillas a una empresa vasca pese a tenerlas en casa con calidad superior»

Última hora del coronvirus y los rebrotes en la Comunidad Valenciana

Una chica con mascarilla por el centro de Valencia ROBER SOLSONA

Con los dedos y el ánimo ya sobre el teclado, con el propósito de escribir sobre la conveniencia de convertir en obligatorio el uso de las mascarillas , me llega la noticia de que el Consell ha decidido que haya que utilizarlas, sí o sí, a partir de ya . Medida de lo más conveniente, justa y necesaria para poner la primera barrera individual contra el malhadado virus que sigue campando no a sus anchas pero casi. Y sobresaltándonos con cada nuevo dato que incrementa los rebrotes y contagios con todo lo que ello comporta de desmoralizador.

De ser cada uno de nosotros más responsables y solidarios, ponernos la mascarilla lo tendríamos como norma de convivencia , sin necesidad alguna de mandato coercitivo por parte de las autoridades. Dado que no faltan quienes alardeando de su condición de médicos (y vaya usted a saber si su doctorado no sea como el del doctor Sánchez), desaconsejan el uso de la mascarilla, bien está que la autoridad competente decida de acuerdo con los criterios sanitarios mas sensatos que así lo recomiendan.

Pongámonosla. Y si no por devoción, que sea por obligación . Ahora las tenemos a nuestro disposición en cantidad suficiente y calidad homologable y superior a cualquier otra. Algunas, muchas de esas mascarillas ya se fabrican ya en nuestra tierra. Las industrias textiles de Ontinyent , cuyos empresarios se pusieron las pilas tan pronto como comprobaron su escasez, invirtieron –por mas que los tiempos aconsejaban prudencia— notables sumas para adquirir la maquinaria con que para poder confeccionarlas. La creación del Clúster del textil sanitario de Ontinyent supuso rescatar de los ERTES más de mil puestos de trabajo. Sólo por ese logro ya estaría más que justificada su nacimiento, que cuenta con el apoyo explícito y económico del Ayuntamiento de Ontinyent. Ya fabrican un total de quince millones de mascarillas al mes. Cantidad más que suficiente para poder abastecer las demandas mas exigentes del mercado valenciano.

Pero es que, además, de las agrupadas en el Clúster otras empresas de Ontiyent y la comarca de la que es capital, están fabricando mascarillas cuyas características y cualidades también han sido testadas por Aitex, el Instituto Tecnológico del Textil de la Comunidad Valenciana, lo que supone una total garantía y respaldo para el producto dado el prestigio internacional de este instituto.

Apostar por lo nuestro es una de las formas más explícitas de creer en nuestras posibilidades autonómicas , además de crear riqueza aquí. Adquirir productos elaborados por paisanos valencianos es una muy concreta y sabia manera de fomentar nuestras industrias, apoyarlas y crear puestos de trabajo.

Yo vengo usando unas mascarillas fabricadas por un paisano y amigo, de la empresa Belpla, que me convenció porque las suyas tienen una característica añadida a su excelente calidad, mayor capacidad de filtrado, durabilidad y reciclado, como que impiden que los usuarios de gafas suframos el engorro de tenerlas empañadas casi de continuo. Estas mascarillas llevan dos pequeñas lengüetas en su parte superior que una vez dobladas hacia su interior impiden la salida del vaho con lo que las lentes no se enturbian.

Si algún lector considerase que el elogio de estas mascarillas viene determinado por la complicidad de un chovinismo fruto del paisanaje, aduciré en mi defensa que mayores y mejores que las mías han sido las valoraciones hechas por la OCU, que ha considerado las fabricadas por Belpla como “compra maestra”, dado que tienen cuatro capas, son reutilizables y cumplen la norma UNE 0065, y que también pone en valor el alto grado de respirabilidad, así como su precio de un euro lo que, dado que pueden ser reutilizadas hasta en cinco ocasiones reduce su costo real a 0,20 céntimos.

Teniendo en cuentas las recomendables características de las mascarillas, que en número de diez millones elabora al mes esta empresa, cualidades que en buena medida son compartidas por otras también fabricadas en la Comunidad Valenciana, el arriba firmante no se explica – o sí, pero la prudencia le exige discreción— que el Consell decidiese semanas atrás comprar cuatro millones y medio de mascarillas a una empresa vasca del grupo Mondragón, pese a tenerlas en casa con calidad superior y en cantidad más que suficiente para que todos, ahora ya con carácter imperativo, nos pongamos la mascarilla por el bien de todos.

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