José Luis Torró - Al punto
Isabel Bonig y Rita Barberá
«En el adiós de Isabel Bonig, pongo en valor su reconocimiento del error que fue el repudio a Rita Barberá. Ha pedido perdón por ello y eso la honra»
Isabel Bonig , mujer de carácter, nuestra Margaret Thatcher , ha dicho basta y ha arrojado la toalla desde su esquina del ring. Ha querido evitarse los mamporros que en política se suelen dar –y recibir-- tanto si los proporciona el adversario (que parece decidido a convertirse en enemigo) como el compañero del propio partido. En este caso los guantazos suelen ser más dolorosos por la carga de sorpresa e ingratitud que suelen llevar aparejados.
Las razones de la dirección nacional del Partido Popular para relegar a Isabel Bonig en beneficio de otro candidato, en este caso Carlos Mazón , serán compartidas por quienes no la veían como la lideresa capaz de reconquistar el gobierno de nuestra Generalitat y, por el contrario, rechazadas por aquellos que consideran injusto el trato dado a quien ha mantenido el vuelo de las gaviotas populares.
Si ayer esa proporción de apoyo o rechazo a Bonig era, pongo como mera hipótesis, de un sesenta-cuarenta hoy mismo ya habrá variado y será de setenta-treinta. Y mañana, del ochenta-veinte y con tendencia a la baja. Los mandos intermedios tienen una gran capacidad de ósmosis y muy rápidamente hacen suyo el discurso oficial, porque sigue siendo válida para todos los partidos la advertencia de Alfonso Guerra de “quien se mueve no sale en la foto”.
Isabel Bonig, mujer de carácter, repito, no ha querido componendas ni compensaciones en donde podría haberse visto acomodada para vegetar en segunda fila. Eso no va con su modo de ser y estar. Le han dolido las formas con las que se ha decidido y comunicado su cese que, por cierto, no han sido muy distintas a las que la propia Bonig usó para deshacerse de algunos de los colaboradores del Partido Popular a los que les mostró la puerta de salida sin mas alternativa ni consideración.
En el momento de la despedida la hasta ahora presidenta del PP y síndica en las Cortes Valencianas ha tenido palabras de agradecimiento para quienes han formado su núcleo duro. Todas mujeres, por cierto, lo que viene a demostrar que en políticas feministas hay partidos, como tiene demostrado el PP, que predican con el ejemplo mientras que otras, otros otres, caso de la ministra de Igualdá se limitan a meter en nómina como alto cargo de su departamento a la niñera de su prole y a subvencionar con grosera generosidad a los grupos, grupas y grupes feminoides que le ríen las gracias.
De todo cuanto ha comentado en su adiós Isabel Bonig pongo en valor –sobre cualquier otra consideración digna de elogio-- el reconocimiento del error que fue el repudio a Rita Barberá. Ha pedido perdón por ello y eso la honra. El PP marianista se equivocó de todas, todas, cuando, sintiéndose agobiado por el maledicente acoso y halitosis de una prensa canallesca, que de modo tan injusto se cebó contra la alcaldesa de Valencia, acabó poniendo su nombre y trayectoria en una pira como ofrenda a los dioses de una izquierda cuya pretendida superioridad moral resulta cada día mas estomagante y estúpida. La vacuna Ayuso puede que sea un buen remedio para amortiguar la pandemia mediática de modo que no pueda seguir haciendo de las suyas.
Se va Isabel dos días después de que otra Isabel se haya visto coronada en las urnas de Madrid como una nueva Cibeles. Suerte a las dos.