José Luis Torró - Al punto
El Guerrer de Moixent, contra las fotovoltaicas
«Depredadores de un territorio que quieren invadir y avasallar para dejarlo convertido en solar de sus instalaciones fotovoltaicas.»
Sigue siendo un misterio la destrucción del poblado ibérico de Les Alcusses . Está situado en lo alto de la Serra Grossa, desde el que se domina las ricas planicies agrícolas situadas sus pies. Alrededor del año 330 antes de Cristo, sin que todavía se haya podido averiguar quien actuó contra sus pobladores, la ciudad, pese estar amurallada, no resistió y sucumbió; y sus habitantes muertos o forzados a una huida a la desesperada.
Las sucesivas excavaciones , llevadas a cabo por parte del Servicio de Investigaciones Prehistóricas de la Diputación de Valencia en el pasado siglo, han ido aportando abundante información, aunque no la suficiente para conocer las razones y autoría de la destrucción de tan importante asentamiento ibérico.
Entre los hallazgos más destacados entre las ruinas del poblado cabe destacar la figura del llamado Guerrer de Moixent , un bronce de poco más de siete centímetros de altura, que representa a un guerrero provisto de falcata (espada), caedra (escudo) y un gran penacho como adorno y que monta a caballo.
El Guerrer se ha convertido en referente del poblado de Les Alcusses y cada vez más en icono de unas tierras ubérrimas cultivadas por íberos, romanos, musulmanes y cristianos, que han sorprendido a quienes a través de los siglos las han conocido. Véanse al respecto las consideraciones hechas por Antonio José Cavanilles que, en su conocida obra Observaciones sobre la Historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia, habla del propio Mogente y sus cultivos, localidad en la que el botánico valenciano vivió durante unos meses.
Otra destrucción amenaza ahora a estas tierras . A diferencia de los desconocidos que la perpetraron hace dos mil trescientos años contra el poblado ibérico, los atacantes de ahora tienen sede social—aunque lo mismo está en un paraíso fiscal—CIF y un buen número directivos que se las darán de sabiondos, pero que en este caso no pueden pasar sino por depredadores de un territorio que quieren invadir y avasallar para dejarlo convertido en solar de sus instalaciones fotovoltaicas .
En las últimas décadas del pasado siglo y en el actual, el rescate para el cultivo de buena parte de este territorio ha permitido la recuperación o plantación de vides que ya han embotellado vinos que pueden competir y compiten con las más cotizadas regiones vinícolas de España. La calidad de sus aceites no desmerece en aprecio y éxito al logrado por los caldos. Pues bien –o mal, en este caso—, han tenido que ser estas tierras las que pretenden convertir algunas empresas –amparadas por potentes fondos de inversión– para plantar en ellas campos y más campos de placas solares .
Las primeras reacciones en contra de esa pretensión ya se han producido. Y el tam-tam que da aviso para oponerse a semejante estropicio no ha dejado de sonar. Ya son varios los medios de comunicación que han alzado su voz para decir no a esta nueva agresión a unas tierras , en las que va tomando forma y fuerza el Proyecto Origen que, por cierto, merece artículo por sí solo en el que dar cuenta de su génesis.
Si años atrás fue la fuerza vecinal la que obligó a la clase política a oponerse a la instalación, en este mismo territorio, de un macro vertedero de basuras, a nadie puede sorprender la reacción –cada vez más compartida y mayoritaria— de quienes consideran un verdadero destarifo o desgavell (dos palabras valencianas de lo más apropiadas al caso) la instalación de plantas fotovoltaicas justo donde se cultivan vides , olivos, cereales o frutales de reconocida calidad y cada vez mayor prestigio.
No dejaría de ser todo un sarcasmo que quienes pretenden con no poco esfuerzo e inversión recuperar masías en esta comarca y tratan de devolver al territorio su histórica y ecológica razón de ser, se encuentren con tantas pegas y dificultades para rehabilitar una bodega o construir una almazara. Y que sean las mismas autoridades locales, provinciales y autonómicas –cada una con sus correspondiente legislación negacionista— las que ofrecen como alternativa llevar bodegas y almazaras a polígonos industriales, las que se abran de piernas y permitan la plantación de extensas instalaciones fotovoltaicas.
Posdata: Quienes conocen al Guerrer saben que no es contrario a la energía verde, faltaría mas. Ni a las eólicas ni fotovoltaicas. Lo que no quiere es que le endilguen las placas solares justo en sus feraces tierras.