La gata a la que la consellera obliga a bailar

Me llega un video, factoría Tik Tok , en el que aparece una mujer joven que baila y canta con un felino en bazos. El mensaje que acompaña a las imágenes indica que se trata de Mireia Mollà . Tiene que ser, por tanto, la consejera de Agricultura de la Comunidad Valenciana. Perdón, no sólo de Agricultura. A su cargo tiene también estas otras funciones: Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica.

Dado que cada vez soy más escéptico con el material que me llega a través de las redes, me tomo la molestia de hacer algunas averiguaciones para descartar que se trate de un montaje, usurpación de personalidad, falsedad o fraude. Y gracias a esa indagatoria reparo que el video ya lleva en danza –nunca mejor dicho—un par de semanas y que, incluso, se coló de rondón en el debate de los Presupuestos en las Cortes Valencianas , llegándose a pedir la dimisión de la consejera por considerar algún diputado de la oposición que era “una frivolidad”.

Siendo tantas las responsabilidades que tiene atribuidas la consellera Mollá, y que se supone atiende con la debida diligencia, todavía tiene tiempo para cantar y bailar. No lo hace con la voz ni el ritmo, gracia y donaire que serían exigibles como para proponerla para que represente a España en el festival de Eurovisión, en el que ya llevamos demasiados años sin comernos una rosca, pero si que le echa ganas. Tantas como ninguna parece tener la gata que la honorable abraza y a la que obliga a que siga sus movimientos. Y por ahí quiero hacer la pertinente reflexión. Porque entre las numerosas responsabilidades de la actual consellera ya mentadas, figura también la del Bienestar Animal .

Y bienestar animal, lo que se dice paz y tranquilidad, no creo que sea lo que esté disfrutando la gata, que no parece sentir la misma pulsión por el baile y cante que su dueña. Baste verle los ojos a la pobre minina para darse cuenta que maldita la gracia la de verse obligada a ser su partenaire. Por ahí sí que veo que puede haber razones de peso para que se pida su dimisión . Por eso y porque no consta que la gata haya dado su consentimiento para que ser llevada de móvil en móvil, de modo que su derecho a la protección de su imagen ha sido claramente conculcado precisamente por quien tiene la obligación como consellera de defender los derechos de los animales incluidos los de compañía.

Que doña Mireia se haga un video en pijama no impide que no se le de el reconocimiento protocolario a que tiene derecho por su cargo, por mas que sean muchos los ciudadanos que consideren que con semejantes exhibiciones lo de honorable puede parecer superfluo. No soy de los que piensa así. La consellera puede hacer en la intimidad de su alcoba lo que mas le plazca. Otra cosa es que decida exhibirse en las redes por el coste político y social que ello le pueda suponer. Y mas en su caso en que debería estar al tanto de los riesgos del exhibicionismo viniendo como viene de una familia en la que ha mamado política y de la política desde hace décadas.

A decir verdad mayor sorpresa supone comprobar que en el vídeo que se ha hecho a sí misma la consellera de Agricultura y demás hierbas el idioma en que canta Mireia es el castellano . Y eso, tratándose de tan destacada dirigente de Compromis, puede acarrearle en el futuro no pocas molestias, repudios y sinsabores. Que esté el diputado Joan Baldoví firmando pactos con otros grupos separatistas e indepes en contra del castellano y que sea el idioma en el que la consellera manifiesta su contento, no parece muy coherente. ¿Y habría que crear una comisión investigadora para que las Cortes Valencianas estudiasen si se había producido maltrato animal por parte de la propia consellera? Yo diría que sí, porque por asuntos mucho más fútiles e intrascendentes se han creado con la consiguiente pérdida de tiempo y dineros que ello supone.