José Luis Torró - Al punto
Ya son ganas de espiar a Pedro Sánchez
«Ningún gobierno democrático de España ha vulnerado de modo tan reiterado y conspicuo la Ley de Transparencia y Buen Gobierno»
Lo reconozco. Puede sonar a frivolidad recurrir al humor para analizar y escribir sobre el chusco episodio del espionaje que dice haber sufrido el presidente del Gobierno de España, pero tomarle en serio a él y sus mariachis monclovitas puede ser tan perjudicial o más para la salud que el tabaco o la carne roja, esa que condena el ministro de Consumo, Alberto Garzón, pero que es la misma que sirvió en su pantagruélico convite de boda.
A poco de revelarse, eso sí, con un año de retraso, que Pegasus se había metido en el teléfono del presidente Sánchez y descargado cuanta información contenía, un español socarrón hizo de inmediato un meme tan cáustico como oportuno. Lo reproduzco junto a estas líneas. En efecto, los espías de Pedro Sánchez , que no son otros que Mortadelo y Filemón, reconocen su impotencia porque el presidente «siempre lo tenía en modo avión».
Que no nos falte nunca una pizca de humor como antídoto a una gestión política presidida por la opacidad más absoluta y el descaro más desvergonzado. Ningún gobierno democrático de España ha vulnerado de modo tan reiterado y conspicuo la Ley de Transparencia y Buen Gobierno como lo ha hecho Pedro Sánchez, al que dicho en términos coloquiales se la soplan todos y cada uno de los ya más de mil requerimientos judiciales y parlamentarios que se le han hecho para que informe de sus gastos, del uso u abuso del Falcon, de los amigos que se lleva a La Mareta en Lanzarote, y cuanto le demandenlos partidos de la oposición y los medios de comunicación que no están por la complicidad sanchista.
No contento con ciscarse en todos los requerimientos que se le han hecho al presidente del Gobierno, para que informe cuando se le pregunte y no se vaya por las ramas como suele hacer con el desparpajo y descaro que ya tiene bien acreditado, su ministra de Política Territorial y Portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez García y Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática (y qué manía la de emperifollar y alargar las denominaciones de los ministerios y las consellerías con largos, fatuos e inútiles títulos) se nos ponen la mar de ufana y ufano para decirnos que en el caso del espionaje «no nada que ocultar» y « total transparencia ».
No cabe mayor desparpajo, sinvergonzonería y descaro. Lo dicen, para más coña, poniendo especial énfasis y repitiendo la frase con prosopopeya. Peor que eso es el cinismo que traslucen sus palabras . Siendo graves tantas y tan reiteradas las demostraciones de prepotencia y opacidad de Pedro Sánchez y sus voceros, no es menor la responsabilidad de quienes por obscuros intereses y complicidad partidista miran hacia otro lado y se desentienden. Sin olvidar a aquellos medios de comunicación que apesebrados hasta la estabulación renuncian al papel fiscalizador que les corresponde.
Por muy sarcástica que haya sido la declaración inicial de recurrir al humor para hablar del caso, no ha habido manera de cumplir el objetivo. Con una inflación galopante, un paro convertido en pandemia, una pandemia vírica que sigue siendo una amenaza, una preocupante e incapacitante falta de materias primas que ya ha paralizado la actividad de miles de industrias, la deslealtad y desprecio al quehacer de los funcionarios del Centro Nacional de Inteligencia, con la luz, el gas y los combustibles más caros que nunca, ¿quién puede poner en duda que no estamos los españoles mejor gobernados que nunca?
Sólo me asalta una duda sobre el presunto espionaje a Pedro Sánchez, del que tanto ha tardado en dar cuenta a los españoles y sólo lo ha revelado para tratar de amortiguar los golpes y desplantes de los socios independentistas catalanes: ¿No habrán espiado al embustero presidente del Gobierno para tomar nota de cómo no se debe gobernar un país?