José Luis Torró - Al punto

Ganan los separatistas, pierde España

«Las concesiones que ya ha hecho el presidente Pedro Sánchez, cuya capacidad para el trile es bien evidente, han sido las mas onerosas que se recuerdan»

Se atribuye al canciller alemán Otto Von Bismarck la frase de que «España es el país más fuerte del mundo: los españoles llevan siglos intentado destruirlo y no lo han conseguido». A lo largo del siglo XIX, del que el mandatario teutón fue un testigo privilegiado, los españoles dieron reiteradas pruebas de los propósitos aniquiladores que impulsaban a nuestros antepasados a causarse mutuo daño, empeño en el que se mantuvieron irreductibles hasta la década de los cuarenta del pasado siglo.

Siendo tan férreo y aniquilador el afán demoledor de nuestros paisanos, mayor ha sido la capacidad de resistencia de una nación – la mas vieja de Europa, por cierto — por no dejarse arrastrar por las vehementes pulsiones, broncas y hasta guerras que enfrentaron a sus hijos. Pero, convendrán conmigo quienes siguen siendo fieles a esta columna, que todo tiene un límite y que después de un fecundo periodo que en tantos modos y maneras fue modélico y ejemplar, como el propósito reconciliador que se encarnó en la transición, ese modelo de convivencia está a punto de quebrarse.

La negociación de los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año, para cuya aprobación ya ha conseguido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , el apoyo tanto de separatistas catalanes como de los herederos de los terroristas de ETA y algún que otro aprovechado, ha puesto de manifiesto que en un zoco moruno no se regatea ni se discute tanto como en los conciliábulos en los que estos dirigentes, entre ellos el rufián de Otegui y el otegui de Rufián , han exprimido cuanto han querido a quien se ha dejado prensar porque sólo así, cediendo mas y mas, se aseguraba la continuidad en La Moncloa y la posibilidad de seguir surcando los cielos de España a bordo del Falcon, aunque ello supusiese incrementar hasta la insania la ya insoportable deuda que padece y arrastra España.

Y, aún peor que el propio y desmesurado incremento de la deuda, son las cesiones hechas a vascos separatistas y catalanes independentistas , unos y otros siempre insaciables, siempre insatisfechos, lo que no hacen sino reforzarles en su compartido afán y propósito por desmembrar España,como no se recatan de poner de manifiestoen sus continuas y chulescas comparecencias ante los medios, en las que hacen gala de las orejas que han conseguido cortar a la ya cuarteada piel de toro.

Las concesiones que ya ha hecho el presidente Pedro Sánchez, cuya capacidad para el trile es bien evidente al conseguir gobernar con menor número de escaños, han sido las mas onerosas que se recuerdan.Y mas que lo serán porque los mismos que el propio Pedro Sánchez negó («si quiere se lo repito veinte veces», tal como le aseguró a Susana Griso ) que fuese a pactar con ellos, son los que le permitieron ganar la primera moción de censura y después ratificarle como presidente del Gobierno. Yson los mismos que le mantienen en el cargo –y qué carga para el conjunto de la nación— obligándole a tener que zamparse a diario todos los sapos que le pongan a la mesa.

Notable, pero no sorprendente, ha sido el desprecio prevaricador del presidente de la Generalitat catalana y su conseller de Educación negándose a cumplir la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña , que obliga a impartir un veinticinco por ciento de las clases en castellano. Esa actitud no es novedosa puesto que viene a ratificar lo que de hecho ya ha venido ocurriendo en Cataluña desde los tiempos del pujolato y, ojo, también en algunos colegios públicos valencianos en donde la lengua española ha desaparecido de sus aulas. Lo que si sorprende es el nivel de complaciente irresponsabilidad al que ha llegado el Gobierno de Sánchez, que ha vuelto a callar y mirar hacia otro lado con tal de no incomodar a sus socios de ERC que pese su anuncio de apoyar los presupuestos disponen de sobrados medios para hacer que se tambalee el gobierno del doctor Sánchez.

Extraño país con vocación al suicidio es el nuestro cuando su propio idioma es ignorado y perseguido por unos y despreciado por otros, mientras fuera de nuestras fronteras crece cada año el número de hispanohablantes. Los separatistas han vuelto ha ganar, eso quiere decir que España ha vuelto a perder.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación