José Luis Torró - Al punto

La eutanasia de Ciudadanos

«No saber qué querían ser les ha llevado irremediablemente a no ser. A no ser nada»

El problema de Ciudadanos, dije una noche en la tertulia de «El Faro» (mis condolencias a su presentador, Lluís Motes , por el reciente fallecimiento de su padre), es que sigue sin saber qué quiere ser cuando sea mayor. Esa misma pregunta, que tantas veces nos hicieron de pequeños, dio pie por nuestra parte a las más variadas respuestas, la mayoría de ellas del todo improvisadas. Como las que han venido dando los dirigentes de Ciudadanos en los últimos tres años, los que les han bastado para socarrar un fantástico capital político que tantos españoles depositaron ilusionada y confiadamente en sus manos.

No saber qué querían ser le ha llevado irremediablemente a no ser. A no ser nada. A Ciudadanos le ha ocurrido lo mismo que a muchos de esos nuevos ricos que lo son de la noche a la mañana gracias a un golpe de la fortuna lotera, que en un corto espacio de tiempo dejan escapar el sobrevenido tesoro entre los dedos hasta acabar desahuciados y en la mas absoluta miseria.

La última operación (en el tiempo, que se les agota, y el espacio, que desaparece bajo sus pies) protagonizada por el heredera de Albert Rivera , pone de manifiesto que la torpeza cuando se ve rebozada por la ambición da como resultado una tremenda empanada. Mental, por supuesto.

La «operación panocho«, ideada en el laboratorio de ideas que dirige Iván 'el terrible' Redondo, se ha saldado del peor modo y manera para los intereses del Partido Sanchista. Y, peor aún por difícil que pueda parecer, para lo que queda del partido de Inés Arrimadas .

La marcha de Toni Cantó , con mucha diferencia el mas destacado y valioso elemento de la bancada de Ciudadanos, por fuerza tiene que provocar tanto desánimo como anemia en el grupo que lideraba. Su dimisión empobrece a las Cortes Valencianas pero, al menos, sirve de ejemplo de que cuando se discrepa de la línea del partido por el que fuiste elegido, se debe actuar como lo ha hecho él, dejando el acta de diputado junto con el escrito dimisionario. Las trampas y triquiñuelas de pasarse al grupo mixto o, peor aún, convertirse en tránsfuga, son un pésimo modelo que nunca debe ser imitado ni siquiera tomado en consideración.

Imagen de Toni Cantó MIKEL PONCE

En medio del turbión que amenaza con hacer zozobrar la frágil embarcación de Ciudadanos –una tormenta que bien podría adoptar el nombre de Inés— planteó el gobierno de Pedro Sánchez y socios con inusitada urgencia la necesidad de sacar adelante la Ley de la Eutanasia. Con tanta urgencia como que no tuvieron tiempo, pero sobre todo ganas, de escuchar las voces de la Bioética ni tampoco de la clase médica, del todo ignorada.

Por más que sus promotores insistiesen en presentar la eutanasia –sólo siete países han dado ese paso – como un gran logro social, no deja de ser la manera mas borde, ruin y canalla de desentenderse de su responsabilidad de incrementar los cuidados paliativos en la Seguridad Social, sobre todo para que vengan a remediar las dolencias de quienes no tienen recursos para poder proveérselos.

Ciudadanos, como si de una metáfora de su trémulo presente y su agónico futuro se tratara, decidió dar respaldo a la controvertida Ley de la Eutanasia . Quién sabe si con el ánimo de aplicársela a sí mismos a poco que el 4 de mayo el buen candidato que es Edmundo Bal no pueda contener la sangría de votos que amenaza dejar sin zumo alguno al partido de la naranja. Una naranja que terminó arruinada por culpa de su propia pinyolà.

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