José Luis Torró - Al punto

Coronavirus, desconfianza y papel higiénico

«El actual Gobierno ya acumula deméritos como para ser considerado el peor de cuantos ha conocido la historia reciente de España»

Coronavirus en España: casos, infectados y noticias en directo

Imagen tomada este viernes en el centro de Valencia ROBER SOLSONA

Los asaltos, qué otra cosa sino eran, que se han producido días atrás en mercadonas y supermercados de toda la geografía patria , han tenido un denominador común. Sus protagonistas, unas y otros, se lanzaron sobre anaqueles y lineales en busca de carnes, flanes, embutidos, conservas, harinas y panes como si no hubiese un mañana. La reacción ha sido idéntica en Valencia, Madrid, Álava o Gerona sin que el hecho diferencial que se auto atribuyen catalanes y euskaldunes se haya hecho notar. Así, vascos y vascas, catalanes y catalanas trataron de conseguir la mayor cantidad posible de víveres, aun empleándose a base de codazos.

[Coronavirus: el aviso del doctor Pedro Cavadas en enero: «No parece un truco para vender mascarillas»]

¿Qué puede haber pasado para que se haya dado una reacción tan primitiva como la que se ha visto? Doy por hecho que la desconfianza hacia las autoridades , anidada de siempre en la conciencia colectiva del paisanaje, ha eclosionado compulsivamente en esta ocasión. Desconfianza hacia la clase política, sobre todo hacia quienes ahora nos dirigen. Poca memoria tendríamos si no recordásemos episodios bien recientes con Pedro Sánchez como principal protagonista. Participaba el candidato a presidente en el único debate electoral de las últimas generales y Pedro Sánchez , entre otras rotundas afirmaciones de largo ya incumplidas, aseguró que no pactaría con Podemos de ninguna de las maneras. El resultado electoral, bien distinto al pronosticado por el augur de cabecera, José Félix Tezanos , y al diseño trazado por Iván Redondo , llevó a Pedro Sánchez a echarse en los brazos de Unidas Podemos apenas conocido el resultado electoral. Juntose el hambre con las ganas de comer y así nació un pacto y un Gobierno que en su corta ejecutoria ya acumula deméritos como para ser considerado el peor de cuantos ha conocido la historia reciente de España. Y lo que nos queda por ver.

Miembros de ese Gobierno hicieron comentarios maliciosos atribuyendo al miedo, y no al peligro real del coronavirus , que no se celebrase en Barcelona el Mobile World Congress . El mismísimo ministro de Sanidad afirmó que no había razones para tal suspensión porque nosotros estábamos a salvo de la amenaza vírica. Y la misma línea argumental defendieron la vicepresidentas Carmen Calvo y Nadia Calviño. Declaraciones que estos días se pueden escuchar en las redes, en una verdadera antología de los disparates que se dijeron sobre el coronavirus minimizando su brutal amenaza. Si esos mismos son los que han recomendado no acudir en masa a las grandes superficies, porque no había razones para el acaparamiento, la histérica reacción de miles de compradores compulsivos tiene en buena parte justificación.

Imagen tomada este viernes en el centro de Valencia ROBER SOLSONA

Si también son los medios de comunicación los que insistente en garantizarnos el suministro de alimentos y productos de higiene y primera necesidad, en el recuerdo de la ciudadanía para afanarlos debieron pesar las palabras de Susana Griso convocando a la manifestación del 8M, lo que fue una gran temeridad por su parte. O de un chuleta como Risto Mejide proponiendo abrazar a los espectadores del plató como muestra de desprecio a la peligrosidad del Covid-19 .

Fernando Berlín afirmaba que “en abril esto se nos habrá olvidado”. E Iñaki Gabilondo no dudó en califica de “atolondramiento” la suspensión del cónclave tecnológico de Barcelona, que, visto lo visto, ha sido la decisión más sensata frente la tozudez feminista de mantener las manifestaciones del ocho de marzo, cuyos letales resultados ya se están viendo. A propósito de estas concentraciones, las palabras de aliento de Ada Colau, Cristina Almeida, Irene Montero y demás ministras ya debían haber llevado a quienes las pronunciaron a hacer autocrítica. Pero no. Ni una sola palabra se les ha escuchado, ni las dirán. Esta izquierda siempre cree tener razón, haga lo que haga y por muy mal que lo haga.

La duda que no he conseguido despejar sobre este modo de proceder frente al lineal de un supermercado, es saber el empeño por acaparar papel higiénico no siendo esto Venezuela , en donde es lujo inalcanzable gracias a la pésima gestión de Nicolás Maduro y demás podemitas. No pocas deben ser las ganas de defecar del personal pensando en el desgobierno. Lo del papel higiénico merece capítulo aparte y tiempo habrá de referirse al asunto.

Mucho ánimo frente al desafío del coronavirus es menester.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación