José Luis Torró - Al punto

Contraindicaciones de la vacuna del coronavirus en alcaldes

«Mientras se habla, discute, perora y se anatemiza a estos alcaldes, el verdadero responsable del desmadre vacunador sigue, impasible el ademán, detrás de los cristales de La Moncloa de lo más recluido»

Ximo Coll, alcalde de El Verger ABC

Que un alcalde no sea considerado población de riesgo para el coronavirus no parece que sea lo mas justo ni lógico. Lo es al margen de su edad biológica, las dolencias clínicas que puedan haber emponzoñado o no su historial médico, o las perturbaciones ideológicas si forma parte de un partido dogmático, caudillista o podemita en el que no se admite la más mínima discrepancia. Un alcalde que reciba a quienes quieren plantearle un problema; que atienda a los que requieren su ayuda; que se reúna con concejales o funcionarios para dar solución a las cuestiones diarias que tiene su población, que es abordado en plena calle por un vecino…. es persona de riesgo.

A un alcalde, además de gestionar del mejor modo posible los intereses de los ciudadanos, hay que pedirle ejemplariedad en sus comportamientos , ecuanimidad en su decisiones y prudencia en su gestión cotidiana. Si pese a cumplir todos estos extremos comete la pifia de saltarse la lista de espera de la vacunación, pueden lloverle las críticas cual chuzos de punta. Que se lo pregunten si no a la alcaldesa de Els Poblets, Carolina Vives, a Ximo Coll, alcalde de El Verger o a Fran López, de Rafelbunyol, que de pronto se han convertido en centro de la atención político-mediática.

Colegas periodistas, tuiteros de toda laya y condición y dirigentes de partidos distintos y distantes del PSPV-PSOE han cargado las tintas contra estos vacunados. Porque ese ha sido su delito, merecedor a los ojos inquisitoriales de la cúpula socialista de abrirles expedientes informativo. Lo que no deja de ser una chorrada, salvo que se trate, como otras veces ha ocurrido, de la excusa para segarle la hierba bajo los pies a aquellos compañeros que ya molestaban a los jefecillos por haber conseguido cierta notoriedad, en cuyo caso no sería una chorrada sino una canallada. Una mas. Las envidias y los celos también son pandemias dentro de los partidos. Tanto si son de izquierdas, de derechas o mediopensionistas.

Y así, mientras se habla, discute, perora y se anatemiza a estos alcaldes, el verdadero responsable del desmadre vacunador sigue, impasible el ademán, detrás de los cristales de La Moncloa de lo más recluido. El 20 de noviembre de 2020, el presidente del Gobierno, reunido con un grupo de empresarios de La Rioja, se jactó de tener a punto del todo el proceso –modélico— de vacunación de los españoles.

El alcalde El Verger, Ximo Coll ABC

Menos de dos meses han bastado para que, a la vista de todas las deficiencias observadas en el proceso profiláctico, quedase demostrado que el anuncio sanchista formaba parte de los fatuos avisos y pomposas declaraciones con las que se gusta y gasta Pedro Sánchez, muy dado a anunciar y proclamar lo bien que hace todo cuanto se propone pero que, también en este caso, ha resultado ser una verdadera filfa.

De no haber sido por el esfuerzo y empeño –uno más de los muchos ya hechos por los sacrificados sanitarios españoles— el proceso de vacunación habría sido un desmadre. Que lo acaben pagando unos alcaldes, que cometieron la imprudencia de vacunarse antes de lo que les correspondía, no deja de ser un sarcasmo. Uno más de los muchos que llevan la firma de Iván Redondo y la rúbrica de Pedro Sánchez .

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