Confiados y confinados

Decepción y/o frustración. Elíjase la que más convenga para definir el estado de ánimo de los valencianos tras conocer que la evaluación hecha por los expertos (que siguen siendo desconocidos y clandestinos) de los deberes de las autoridades valencianas para combatir al coronavirus «no han progresado adecuadamente». De inmediato surgieron quejas y lamentos, al tiempo que afloraron algunas consideraciones, puede que resentimientos, que llevamos metidas en nuestro colectivo ADN: no se nos considera por parte de las autoridades castellanas como creemos merecer. Una mezcla de mal de Almansa con el considerar erróneo el ofrendar nuevas glorias . El desdén del Conde Duque: «Tenemos a los valencianos por más muelles». Un capítulo más con el que engrosar la Gran Enciclopedia de los Agravios, que se añade a todos los que, debidamente encuadernados, formarían una extensa biblioteca y con el asunto de la infrafinanciación como uno de los mas vergonzosos .

El presidente Puig había propuesto con bastante lógica que no se tomase la provincia como referente para el pase de una fase, de la 0 a la 1, sino que la evaluación se hiciese sobre las áreas de salud en que se divide la Comunidad Valencia. Y el pretendido comité de expertos (todavía una panda de ignotos y enigmáticos) decidió echar por tierra los felices y confiados augurios de Ximo Puig , dejando a más de la mitad de los valencianos como si estuviesen cantando el tango: fanés y descangallados.

Desde la oposición – léase PP y Ciudadanos—se salió al paso de la frustración y/o decepción sufrida para plantear una disyuntiva: «O miente Puig o miente Sánchez». No creo que haya porqué plantear el suspenso que nos han endilgado como un dilema entre uno y otro dirigente, los dos socialistas. Lo más seguro es que nos hayan mentido ambos . Cierto es que si los sometiésemos a la máquina de la verdad saldría bastante peor parado el presidente Pedro Sánchez. Su currículo presidencial lo retrata como mentiroso compulsivo y en cada nueva comparecencia ante las cámaras, a la que tanto se nos ha aficionado, ratifica con sus respuestas o sus elusivas maneras que la verdad y él raramente se ponen de acuerdo .

El descaro con que el Pedro Sánchez ha vuelto a echar mano de una universidad, como en su día hizo con una tesis doctoral que hizo suya por arte de birlibirloque, lo que le ha valido el mote de doctor cum fraude , es de los que no admite paragón. Aseguró Sánchez el 28 de abril que España ocupaba el quinto puesto como país que más test había hecho para acotar el coronavirus. Y citó como autoridad de su afirmación un estudio realizado por la universidad estadounidense Johns Hopkins. Un informe cuya existencia ya había desmintió la propia universidad a preguntas de ABC. El presidente Sánchez había trampeado tratando de paliar un bulo anterior, el de que España era, según la OCDE, el octavo país por número de análisis efectuados. Y la OCDE le corrigió y bajó a nuestro país hasta el puesto 17.

El doctor Sánchez, tan dado como es al sostenella y no enmendalla, persistió en el bulo en su última comparecencia sabatina. Y no se arredró lo más mínimo cuando desde la CNN le preguntaron por el desconocido por inexistente informe. El falaz presidente, con el cuajo que le caracteriza, respondió displicente que «los datos están ahí» . Eso fue el sábado y el domingo el ministro de Sanidad, Salvador Illa, también trolero y subalterno cómplice, ha persistido en la patraña y vuelto a comprometer a la Johns Hopkins. Desde Baltimore, sede la prestigiosa universidad, no salen de su asombro, pero por mucho que sea su pasmo mayor es el desparpajo con que Sánchez responde y enreda.

¿Quién ha mentido más, Puig o Sánchez, para no desconfinar a los valencianos como esperábamos? Lo mismo nos da, que nos da lo mismo, que haya sido uno otro o los dos . El caso es que tantos que vivimos, pongo por caso, en Ontinyent, Xàtiva, Alcoi…. seguiremos por ahora sin poder acercarnos a Valencia porque, según la pericial de los científicos y presuntos expertos (anónimos y encubiertos), la Comunidad Valenciana no reúne las debidas condiciones sanitarias ni ha hecho todos los deberes contra el coronavirus.

Oigame ¿no será culpa de los test? Pues me temo que sí. No hemos hecho los que debíamos y por eso nos salen falsamente mejor los porcentajes que al País Vasco, al que hemos tomado como referencia del agravio. Un merecido agravio por no testear como es debido . Por no hablar de los tres hospitales de campaña prometidos, que esa es otra.