José Luis Torró - Al punto
Catalanización de las Fallas
«Solo un insensato podrá decir, y ha dicho, que tan grave asunto es una polémica ajena»
El asunto no es nuevo. Hace ya muchos años, décadas, muchas décadas, que sabemos de la existencia de aprovechados, insolentes y desvergonzados que decidieron arramblar con todo cuanto pudiera servirles para sus espurios intereses. Así, no han tenido el mínimo respeto a la propiedad intelectual ajena. Y como no se ha hecho todo cuanto se debía, ni siquiera una mínima parte, por pararles los pies y cerrarles la boca, ellos han seguida haciendo de las suyas ¿Acaso no lo es entrar a saco en nuestra historia, literatura, música, lengua, deporte, cerámica y ahora hasta en las Fallas ? Ejemplos los tenemos en todos esos campos .
De algunos catalanes podemos esperarnos cualquier cosa en el sentido apuntado. De algunos valencianos, también, habida cuenta su complicidad con todo lo que tenga que ver con el Principat . ¿Y del alcalde Joan Ribó? Esa es otra.
Cuando la desfachatez tiende a la reiteración, y nada se dice ni hace para contrarrestar semejantes despropósitos, el riesgo acaba siendo de lo más gobeliano. Así, una mentira mil veces repetida y amplificada , que no es rectificada, demandada, ni corregida, siempre habrá cien mil estultos que terminen por considerarla verdad incuestionable, por muy falsa y estúpida que pueda ser y parecer. Todo es cuestión de tiempo y complacencia .
Frente tanta afrenta como se nos infiere, porque solo el menifotisme puede permitir tantos atropellos, la esperanza está en aquellas voces y aquellos medios que no se pliegan ante la contumacia del poder catalán y su desvergonzada osadía. Estas páginas de ABC , pero sobre todo en las referidas a las informaciones y opiniones que tienen que ver con la Comunidad Valenciana (gracias, Alberto Caparrós ), son un bastión, un valladar que trata de poner freno – por lo general sin hallar aliados en verdad comprometidos—contra el abuso e iniquidad que significa la catalanización de todo cuanto convenga a sus expansivos y fraudulentos propósitos.
Y así, ha sido en estas páginas del veterano rotativo en donde hemos visto plasmada la denuncia referida a una exposición itinerante montada por el Museo Etnológico de las Culturas del Mundo . Con el desamortizador título de «Falles i Fogueres. Focs festius als Països Catalans» , este museo, perteneciente al Ayuntamiento de Barcelona , se apropia de una realidad ajena. Tan ajena para ellos como propia es para nosotros. Una práctica tan conocida como reiterada por parte de Cataluña. Que Santa Teresa de Jesús, Cristóbal Colón o Miguel de Cervantes se conviertan en catalanes por el delirio de un lunático historiador (caso bien conocido el de Jordi Bilbeny ), puede considerarse fruto de la ingesta de alguna seta alucinógena, o de una broma de lo mas desopilante, pero cuando se trata de lo dicho por un museo que depende del Ayuntamiento de la ciudad condal, pocas bromas. Mejor, ninguna broma.
¿Y que ha dicho o hecho al respecto el Ayuntamiento del cap i casal, presidido por Joan Ribó (Manresa, 1947)? Se ha limitado a calificar el asunto de «polémica ajena al Ayuntamiento de Valencia» . Una afirmación que contradice del todo la gestión de la que se ufana el gobierno municipal, cuando pone como excusa de su inacción –o sea, de su consentimiento, de su silencio que otorga— «por estar centrado al cien por cien en la gestión y difusión de la fiesta grande de la ciudad».
Ribó y sus socios han optado por el desdén . Por negar la evidencia. Por eludir sus responsabilidades. Una actitud que no es nueva. Ni en él ni en sus colegas. Es la misma manera de proceder de quienes hacían coñas sobre el fantasma de los «països catalans». O que preferían mirar hacia el norte cuando su sentido del deber como valencianos cabales – que no lo son-- hubiese sido el de denunciar el expolio que se nos pretendía hacer y en el que siguen empeñados los vecinos norteños.
Semanas atrás los barceloneses tuvieron ocasión de sufrir el vandálico proceder de una muchachada que además de independentista demostró de ser lo más cerril, y que convirtió la plaza de Urquinaona en la antítesis de lo que es una falla valenciana. Los jóvenes que en su día fueron alentados por Torra: “….apreteu”, y el pasado fin de semana elogiados por Clara Ponsatí en la kermese de Perpiñán, hicieron del fuego todo lo contrario que el digno uso que le dan los valencianos en su gran fiesta.
La fiesta de las Fallas fue declarada por la Unesco en 2016 Patrimonio Inmaterial de la Humanidad . A despecho de tan contundente y apropiado reconocimiento, el Museo Etnológico de las Culturas del Mundo reconvierte las Fallas e las incluye en las «festes del foc dels països catalans». Solo un insensato podrá decir, y ha dicho, que tan grave asunto es una “polémica ajena”. Así nos va.