José Luis Torró - Al punto
Carta a un discapacitado que no sabía que lo era
«Y tú, destinatario de esta carta, que no dejas de ser también un ególatra egoísta, lo que te incapacita, no te vuelvas a cabrear ante una plaza de aparcamiento libre»
Te escribo esta carta abierta a ti, que te reconocerás identificado cuando sigas leyendo, porque eres de los que se cabrea cuando no encuentra un hueco en el que dejar aparcado tu coche y observas que está vacío el reservado a personas con discapacidad. Y que tampoco te gusta que se retrasmitan por televisión juegos paralímpicos (y eso que apenas si se les dedica atención), porque te molesta ver el muñón de quien sin medio brazo es capaz de nadar más rápido que tú porque él se ha esforzado y ha sido más constante que tú. Por no recordarte el día que por ir leyendo por la calle los mensajes en el móvil, te fuiste directo y casi te la das contra un cochecito de ruedas cuya conductora se limitó a frenar viendo que ibas , agilipollado del todo, cara a ella sin prestar otra atención que a la pantalla de tu teléfono, y encima querías tener razón.
Y te escribo a ti, sobre todo a ti, porque este viernes es el Día Internacional de las Personas con Discapacidad , según quedó establecido en la resolución 47/3 de la Asamblea General de Naciones Unidas, adoptada el 14 de octubre de 1992, con el objetivo de promover los derechos y el bienestar de las personas con discapacidad en todos los ámbitos de la sociedad, así como concienciar sobre su situación en todos los aspectos de la vida”.
Tengo mis dudas sobre la efectividad de tanto “día internacional” porque son infinitos los ya ocupados en el calendario. Unos dedicados a las causas más solidarias, como sin duda lo es la del día de hoy, otros a asuntos que parecen absurdos cuando no ridículos (como el Día del Orgullo Friki , que tiene reservado el 25 de mayo) con lo que el personal, que tiene natural tendencia al despiste, acaba mareado y sin enterarse de aquello que realmente debe ser del mayor interés y recordación.
Aprovechemos del mejor modo posible que este viernes sea el Día Internacional de las personas con discapacidad contrayendo un compromiso solidario con todas ellas , y hagamos el esfuerzo por y para hacer realidad –ojo, no sólo hoy sino todos los días del año y de nuestras vidas—los mismos objetivos que se marcó el Projecte Trèvol hace ya mas de veinticinco años cuando nació, el conseguir la mayor integración laboral y social de las personas con discapacidad. Personas a las que si se les da una oportunidad, tal como ya hacen muchos empresarios de Ontinyent y comarca, son excelentes trabajadores, cumplidores, responsables y que, además, con su capacidad de empatía hacen posible hasta la mejora del clima laboral.
Hasta los señores académicos, miembros de la Real Academia Española de la Lengua , sabedores de que la definición que aparecía en el diccionario tenía una carga de desconocimiento de la discapacidad, muy en la línea de lo que antaño se consideraba subnormalidad, ha tenido a bien introducir una nueva enunciación, que ha quedado así:
“Situación de la persona que por sus condiciones físicas o mentales duraderas se enfrenta con notables barreras de acceso a su participación social”.
Dando por válida esa definición, pese no ser la mejor de todas , cabría hacerle un añadido por parte de cada uno de los ciudadanos que se sintiesen concernidos: “Barreras que podrán superar si se las dan las oportunidad y los apoyos complementarios”.
Y tú, destinatario de esta carta, que no dejas de ser también un ególatra egoísta, lo que te incapacita, no te vuelvas a cabrear ante una plaza de aparcamiento libre. Como leí haca ya varios años en una ciudad italiana: “Si quieres mi plaza de aparcamiento quédate con mi discapacidad” .