José Luis Torró - Al punto

Bienvenido Míster Sánchez

«Qué lástima, Luis García Berlanga, que te murieses tan pronto. Lo que habrías disfrutado retratando esta España»

Casi igualaban en número a los vecinos censados en Villar del Río, población en la que el director Luis García Berlanga rodó su magistral Bienvenido Mr. Marshall. Ellas y ellos, ministros y ministras, se entregaron con el mismo entusiasmo, generosos aplausos e interminables ovaciones con que actores principales y figurantes lo hicieron en el film para lisonjear al americano que esperaban. Y del que esperaban una generosidad sin límites que acabó pasando de largo .

Cumplidos obsequiosos y aclamaciones sin cuento le dedicaron los suyos y los coaligados gubernamentales a Pedro I de lo que va quedando de España y V de Bruselas. Los vecinos de Villar del Río eran unos pocos más, pero tampoco muchos mas, que la multitudinaria suma de miembros y miembras que forman parte del Consejo de Ministros, el más numeroso como nunca antes lo haya tenido España, y que recibieron al doctor Sánchez con el indescriptible entusiasmo que captaron las cámaras de televisión cuando hizo el paseíllo recién llegado de la cumbre de la capital de la Unión Europea.

Si entusiástico fue el recibimiento en La Moncloa la bancada socialista en el Congreso de los diputados y las diputadas quiso rivalizar en frenesí. Sus palmas no fueron un aplauso más. Al borde mismo del paroxismo como estaban aquello parecía el bullicio de una mascletà . No era para menos. Europa había caído rendida a los encantos del presidente español y se mostraba dispuesta a reencarnas en la figura del capitán moro que conocemos por estos lares, el mismo que ante la más mínima muestra de escaqueo por parte de quienes tienen que apoquinar una comida a pachas, pronunciaba la famosa frase –que, por cierto, no existe en catalán—de «això ho pague jo» .

Qué lástima, Luis García Berlanga, que te murieses tan pronto. Lo que habrías disfrutado -sin necesidad de contar con guionistas como les que te acompañaron con su genialidad en Bienvenido Mr. Marshall, Juan Antonio Bardem y Miguel Mihura- retratando esta España en que por arte de birlibirloque, que otra cosa no cuadra ni es imaginable, un tipo defenestrado por su propio partido regresa triunfante y en dos zancadas más consigue hacerse con el mando de La Moncloa. Eso sí, gracias al apoyo prestado por todos aquellos de los que dijo que nunca jamás, pero en jamás de los jamases, pactaría para llegar al Gobierno. Gracias a los bilduetarras, indepes esquerrosos y el PNV sacando tajada como siempre, y esta vez sí con el apoyo de Unidas Pamemas que de ser causa de insomnio acabaron convertidas en el orfidal que permite conciliar el sueño sobre el nuevo colchón, que cambiarlo fue lo primero que hizo no fuese a pegársele algún liendre rajoyano.

Imagen del recibimiento con aplausos del Consejo de Misnitros a Pedro Sánchez el pasado martes tras el acuerdo europeo EFE

Y, cómo no filmar el vertiginoso ascenso hasta la vicepresidencia segunda del Gobierno de España de un personaje como Pablo Iglesias Turrión , el mismo que negó por activa, pasiva y perifrástica que nunca jamás dejaría su pisito en Vallecas, porque él era de los que tenía necesidad de mirar a los ojos al panadero y al tendero de la esquina, algo que no podían hacer quienes vivían en lujosas urbanizaciones, en casonas rodeadas de altos muros para que nadie les pudiese molestar. Y hete aquí que este congénito embustero acaba haciéndose con un casoplón que reúne todas las características denostadas por él y para más rechifla consigue bunkerizarlo a base de vehículos y mas vehículos que la Guardia civil se ve obligada a poner a su disposición para evitar ser molestado por cualquier indeseable vecino que le cante el himno de España.

No se si la duración de la película daría para poder incluir el caso Dina o Dana, que ya va siendo hora que sea conocido por su verdadero protagonista que no es otro que Pablo Iglesias. Si grave parece ser la retención que hizo durante meses de una tarjeta del teléfono que era de Dina o Dana, que se dijo noveleramente que había sido robado, y que Pablo Iglesias entregó chamuscada para mosqueo de la Justicia , no menos grave es que un feminista, como él proclama ser, aduzca como razón de peso de la extraña retención de la SIM, que lo había hecho para evitarle presiones a Dina, Dana o Duna. Y las feministas todas ellas afónicas, calladas y mudas .

¿Incluiría también Berlanga en su película el diálogo Sánchez-Iglesias en el que éste reclamaba al candidato a presidente que sin Irene no había nada que hacer y por eso Irene ha acabado de ministra?

¡Qué lástima, querido Luis García Berlanga, que te murieses cuando todavía tenías tanto que retratar de esta España cuya clase política tantos argumentos ofrece para hacer los más desternillantes y realistas guiones!

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