José Luis Torró - Al punto

Acerca de abusos… y abusos sexuales

«¿Y qué hacemos con los casos denunciados en centros tutelados por la Conselleria de Mónica Oltra?»

Estudié el bachillerato de seis años en el Colegio La Concepción de los padres franciscanos del Onteniente de los años sesenta. Convivíamos en las aulas y en los campos de deporte alumnos externos, como era mi caso, e internos que eran bastantes más de la mitad del curso. Seis años dan para muchas confidencias y complicidades . En ninguna de esas confesiones y cuchicheos nunca nadie comentó ni denunció que algún profesor con hábito o sin él le hubiese metido mano o propasado de palabra u obra.

Estos días, en los que se ha vuelto a hablar del tema de los abusos sexuales poniendo a la Iglesia Católica como diana contra la que disparar toda la munición, volví a preguntar a compañeros del bachillerato. Ninguno de ellos sufrió ni tuvo conocimiento alguno de un manoseo o abuso . Nunca. Alguien me recuerda que sí hubo mas de una bofetada. O peor, una serie de ellas. Un castigo físico que si entonces nos indigno y enervó a los compañeros que lo presenciamos ahora, pese haber pasados tantos años, nos sigue pareciendo un penoso método didáctico que tan implantado estaba en las escuelas públicas como en las privadas, porque en unas y otras se daba por buena la máxima de “la letra con sangre entra”.

Investigar los abusos sexuales sufridos por niños y adolescentes en España es menester . Y debe hacerse con independencia del escenario en donde se produjeron y quienes fueron sus autores. Tanto da que se cometiesen en aulas escolares, sociedades deportivas –en el propio hogar las más de las veces— centros de acogida o una sacristía. Todos tienen que ser investigados y hasta donde alcance penalmente las responsabilidades de sus autores, castigados.

Lo que me resulta sorprendente es el distinto interés que muestran algunos colegas periodistas, dado que parecen circunscribir el grave problema que denuncian únicamente cuando puede haber un hábito de por medio. El diario que pasa por ser la biblia de la izquierda de este país, tiene acreditado un conspicuo interés en que “esos” abusos sean investigados, siempre que sean aquellos que salpiquen a la Iglesia Católica. Los abusados y abusadas por otras manos y mentes no consagradas no parece que merezcan tanta indagación y castigo .

En la misma línea político-editorial está la gente de Podemos Hundidas (sobre todo después del muy merecido resultado obtenido en Castilla y León) y otros grupos como ERC y Bildu que exigen la creación de una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados.

Imagen de la vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra ROBER SOLSONA

La Fiscalía General del Estado ordenó semanas atrás a las diecisiete fiscalías superiores de cada autonomía le remitiesen en el plazo de diez días –lo que no deja de ser una insólita urgencia nunca vista en el ámbito de la judicatura siempre calma cuando no paralítica– toda la documentación que obrase en su poder sobre casos de abusos sexuales y pederastia relacionados con la Iglesia Católica.

En la respuesta dada por la Fiscalía de la Comunidad Valenciana se dice que se han detectado dos casos, uno en Valencia, otro en Castellón y puede que otro más en Alicante. Después de haber escrito “sólo se han detectado” preferí borrarlo. Sólo un caso ya me parece abominable y si lo comete un religioso, mas perturbador todavía.

Pero, dejémonos de cinismos. La inmensa mayoría de los casos de abusos sexuales cometidos en España, mas del 99 por ciento, no han sido consumados por eclesiástico s y por lo visto esos son los únicos que interesan a una parte del país y a El País .

¿Y qué hacemos con los casos denunciados en centros tutelados por la Conselleria de Mónica Oltra ? ¿Acaso sus víctimas no merecen la misma atención y trato? Preguntado queda, pero lo mismo estamos ante otro tipo de abuso prevaricador.

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