Jaime López Bronchud - Tribuna abierta

En memoria de nuestros muertos

«Cuando ETA secuestró y asesinó a Miguel Ángel Blanco, yo entendí que la libertad requería dar pasos adelante»

«¡Hijos de puta!». No recuerdo su cara, ni su voz. Sí el gesto. Y cómo mudó éste de la alegría desorbitada de unos jóvenes que venían de celebrar las Vaquillas de Teruel en la rabia de que ETA hubiera vuelto a hacer de las suyas: matar por la espalda. Han pasado 23 años, más de la mitad de mi vida, y me recuerdo bajando del tren con un crespón negro en la solapa: “¿Qué ha pasado?” me preguntó aquel chico. «Le han disparado. Lo han matado» le dije. «¡Hijos de puta!» dijo solamente él.

Mislata, mi pueblo, acaba de dedicar una calle a Miguel Ángel Blanco . La aprobamos en 2018, a propuesta nuestra, para mantener siempre vivo el recuerdo, no solo del joven asesinado en 1997, sino en memoria de uno de los capítulos más crueles de nuestra historia reciente. En memoria de nuestros muertos. Porque aunque la sangre se haya secado, lo que perdura es el dolor y lo que no puede desaparecer es el recuerdo, por mucho que de una manera inmoral se nos empuje al olvido.

Ese dolor que no cesa, de hecho, ha resucitado a golpe de conciencias en estas últimas horas, en las que Pedro Sánchez negocia con Bildu las cuentas públicas de 2021, homologando como socios preferentes, como ha señalado Pablo Casado , a quienes tienen en su haber emocional 864 muertos. Está claro que Sánchez no ha buscado socios para aprobar sus cuentas, ha requerido cómplices y lo hace chafando el recuerdo vivo de miles de familias, muchas de ellas socialistas, que no comprenden el todo vale a cambio de unos votos. Alfonso Guerra ha calificado de «despreciable» el acuerdo con una sentencia que obliga a no mirar hacia otro lado: «Cuando una sociedad acepta lo absurdo sin reaccionar es una sociedad en decadencia».

Y aquí es donde entra nuestro papel como ciudadanos, porque el rodillo ciego de Sánchez y su gobierno no solo reaviva el dolor de las familias, también el de una sociedad que sí que convivió con la sinrazón, el temor, el miedo y que supo pintar de blanco y alzar sus manos cuando se resistió a callar más. Está claro que parte de nuestra sociedad no sabe de qué hablamos: ETA ha pasado de ser un terror a una leyenda del pasado, pero no tendremos que recordar qué le ocurre a los pueblos que olvidan su pasado. Hay dos generaciones completas, al menos, que sí recordamos Hipercor, la casa cuartel de Zaragoza, Vic o la plaza de la República Dominicana en Madrid. Hay dos generaciones completas, por lo menos, que no necesitamos acudir a Prime Video para recordar cómo murieron Tomás y Valiente, Fernando Múgica o Ernest Lluch , por citar algunos…

Cuando ETA secuestró y asesinó a Miguel Ángel Blanco, yo entendí que la libertad requería dar pasos adelante. Me daría mucha pena que ahora, a cambio de un puñado de votos, solo seamos capaces de dar pasos atrás… aunque solo sea porque esa condena sería el olvido más cruel.

Jaime López Bronchud es vicesecretario de Comunicación del Partido Popular de la Comunitat Valenciana

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación