Cristina Seguí - EL CSEGUÍ

Iglesias. La viuda de un héroe o la mujer de un cobarde

«Puig ha timado a su electorado regalando un escaño en el Senado a un miembro de ERC que obtuvo un apoyo electoral del 0,13%»

Imagen de Pablo Iglesias en un mitin de Compromís-Podemos en Alicante EFE

CRISTINA SEGUÍ

Les confieso que estoy estupefacta. Estupefacta porque yo, adicta a la información y a las primicias de la realpolitik , no vi venir a ese gadgeto-brazo de los servicios de inteligencia españoles capaz de colar un vídeo en Antena 3 en el que una diputada de las CUP, una monaguilla de Podemos y el padre de un etarra maketo desfilaban como divas hollywoodienses de la causa hacia un jet de las fuerzas aéreas venezolanas.

En primer lugar y por alguna maldita razón, estaba convencida de que la revolución se hacía como el Che . Galopando en La Poderosa, una Norton de 500 cc capaz de recorrer ocho mil kilómetros en cuatro meses con la profecía de la meiga chavista yendo de paquete. Pero estaba equivocada porque, ahora mismo, la revolución embiste desde un tuit enajenado o un jet a veinte mil pies entre Dry Martinis caraqueños. En segundo lugar, me resulta alucinante porque cada herriko-aparición estelar de Pablo Iglesias junto a algún cónsul abertzale ha sido youtubeada a más de medio millón de personas desde hace años. Alucinante, además, porque los niños de San Gudari de las CUP se estrenaron en sede parlamentaria con el número reo de Otegi impreso encima como si fuera el tatoo de “amor de madre” hace ahora cuatro años.

Por descontado que esa información no logra impactar en la moralidad de militantes, votantes y simpatizantes de las CUP, quienes aceptan como dogma de fe los sonetos revolucionarios de un estudiante de medicina que prometía revolucionar sin dar un solo tiro y que, sin embargo, terminó siendo uno de los mayores genocidas del siglo XX, Ernesto Che Guevara, autor de discursos del odio como el que sigue:

El odio como factor de lucha, el odio intransigente al enemigo , que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una máquina de matar efectiva, violenta, selectiva y fría”

Y es que tampoco removerá conciencias entre el electorado del prócer del podemismo, Pablo Iglesias , cuya tarea obsesiva y beligerante contra la dictadura franquista encuentra por fin explicación en el hecho de que parece haber sido la única de la cual nunca ha cobrado, tras conocerse las transacciones de su nuevo benefactor millonario: el de la dictadura teocrática iraní.

Sin ningún género de dudas, esa bofetada revulsiva y televisiva iba dirigida a Pedro Sánchez , que, en su perfecto rol de vendedor ambulante, ha metido la democracia en el bote de las esencias del consenso socialdemócrata para expandirlo como crecepelo barato entre Esquerra Republicana de Catalunya y el PNV. Lo de siempre, el consenso político contra el consenso social de un electorado que ve como los puentes que el PSOE traza hacia el independentismo, son, sin embargo, el artilugio para driblar con vergüenza a la soberanía nacional.

A pesar de sus noventa escaños, Sánchez es ahora mismo el líder del populismo que, por aparente tradición centrista, tiene más cintura para tejer pactos con los moderados o la histeria antisistema, llegar a Moncloa, agitar el odio de clases y decretar la verdad oficial.

Para lograrlo cuenta además con la ayuda inestimable de sordera que producen las fronteras autonómicas periféricas en Madrid. Especialmente de aquellas en las que existen lenguas cooficiales que abonan las estructuras clientelares del nacionalsocialismo y donde, por ende, la hegemonía cultural nacionalista construye pseudointelectuales y líderes de opinión con altísima remuneración. Uno de los más escandalosos es el caso valenciano, donde su barón socialista, Chimo Puig, ya ha timado a su electorado regalando un escaño en el Senado a un miembro de Esquerra Republicana que obtuvo un apoyo electoral del 0,13%.

Imagino que esa será la táctica utilizada con Iglesias , quien, a pesar de representar la nueva imagen disruptiva de la izquierda, ve como su virilidad proletaria aumenta ante la posibilidad de jugar un papel fundamental como dama consorte de Sánchez. Citaré a su admirada Dolores Ibarruri para recordarle a Pablo aquello de: “Es mejor ser la viuda de un héroe que la mujer de un cobarde”.

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