La huelga

Estamos a una semana de una huelga histórica. Una huelga de mujeres. Podía parecer el principio de un chiste machist a -de pronto, convocan una huelga de mujeres y va uno y….- pero no lo es. Es una protesta necesaria y que, personalmente, me gustaría que triunfe.

Yo, en el ámbito laboral, no veo hombres y mujeres . Solo veo trabajadores. Y si un día los clasificase, y las pocas veces que me ha tocado hacerlo, lo he hecho por su competencia, por su adecuación al puesto, por su actitud, por su formación… no por su género.

Pero, por lo visto, esa es una actitud rara, ya que los datos demuestran que las mujeres soportan una mayor tasa de paro , las que trabajan ganan menos que los hombres y en los puestos de responsabilidad (en esos en los que se suele cobrar más) son mucho menos numerosas que los hombres.

En definitiva, que en el mercado laboral están claramente discriminadas. Pero no solo eso. Las mujeres también están discriminadas en casa . Se ocupan más de las tareas del hogar, trabajen fuera de casa o no, dedican más tiempo a los hijos…

Vamos, que donde hay un euro que ganar tienen menos papel y donde hay trabajo sin remunerar, más. Pues ya está bien. Es un buen momento para que no hagan nada durante 24 horas. Ni en casa ni el trabajo.

Pero tampoco nos confundamos. La huelga vale para lo que vale . Para visualizar un poco el problema y poco más. Y, tampoco nos engañemos, este es un problema con un gran componente cultural. Por lo tanto, la educación es la clave. Educar en igualdad, en casa y en el colegio, es la única fórmula para acabar con la discriminación de la mujer Y como la educación tendrá el efecto que tenga cuando lo tenga, mientras tanto sería estupendo que todos los años hubiera, como este, una huelga.