Cinco años, cero responsables

Los últimos coletazos de las fiestas navideñas , “las del afecto”, como diría el ínclito inquilino de la Moncloa y alguno de sus acólitos posmodernos, han sido un desmadre por nuestra clase política valenciana. Y eso, a modo de ironía, que Puig lanzó un grito al aire prohibiendo la nochevieja y la tardevieja.

Debe ser muy incómodo gobernar la Comunitat con una vicepresidenta que va por libre. Mónica Oltra es la consellera encargada de la gestión de las residencias , pero 5 años después sigue excusándose en la gestión de los populares, con bastante sobreactuación tan característica en ella. Nunca ha habido ninguna autocrítica , siempre balones fuera, o mejor todavía, dardos a la oposición como si ellos siguieran gobernando.

Oltra es también miembro de la mesa interdepartamental de la prevención de la Covid, donde se coordinan todas las medidas a considerar para la Comunitat Valenciana. Ella participa como una más, pero después no duda en rasgarse las vestiduras, normalmente vía redes sociales, con procederes poco éticos y serios, contra todo el mundo, especialmente el 'president' Puig y la consellera del ramo sanitario, Ana Barceló . No me extraña que cada vez más la relación de Oltra con los medios del Consell sea más que fría, diría yo tirante.

Una de sus proclamas más repetidas las últimas semanas era la de retrasar la vuelta al colegio después de las fiestas navideñas. Lo curioso del caso es que el conseller de Educación es compañero de su propio partido, Vicent Marzà . Más aún cuando se está viendo, desde el 1 de septiembre, que las aulas muchas veces son el espacio más seguro, además del problema que supone hacer buscar una alternativa a los padres trabajadores de niños de hasta 15 años que no puedes dejar solos. ¿Los dejas con sus abuelos?, es peor el remedio que la enfermedad, como reza el dicho. La forma de hacer política de Oltra ya es de sobra conocida, al igual que la forma de nunca hacer autocrítica, la culpa siempre es de los demás, antes eran los populares, ahora muchas veces son los socialistas.

Otra de las instituciones donde la autocrítica brilla por su ausencia y han empezado el año a lo grande es el Ayuntamiento del Cap i Casal . Lo de la cabalgata secreta , con más de un millar y medio de personas en la puerta, que se ve que pasaban por allí en ese momento según los responsables municipales, y también anunciada en radio y televisada para seguir siendo secreta, ha sido el hazmerreír en toda España. El concejal de Fiestas, Carlos Galiana , más conocido por los playbacks en inglés en la final de la capital europea de la innovación, ha seguido la táctica de meter la cabeza debajo de la tierra, y dos días después del evento sigue “ desaparecido en combate”. Fuset, imputado y con juicios pendientes, Grezzi con un escándalo galopante en la EMT con más de 4 millones pérdidos, un incendio en las cocheras con más de 20 autobuses calcinados y subiendo un video bailando en Nochevieja… Ese es el nivel. ¿Cómo vamos a pedir que dimita el concejal de Fiestas?

En 5 años de gestión municipal y autonómica, no ha habido ninguna dimisión política. Eso sí es mestizaje. O tenemos los mejores representantes del mundo, o tenemos los que nos merecemos. Feliz año, queridos lectores.