Imagen del Consell tras la última remodelación, el 16 mayo de 2021 MIKEL PONCE
Toni Jiménez

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«Señor presidente, esta es mi decisión» . Mirando a las cámaras y por sorpresa, Mónica Oltra anunciaba este martes su dimisión a los medios, a la sociedad valenciana y al presidente de la Generalitat. Era el final a seis días de presiones internas para que la exvicepresidenta se apartara tras ser imputada por la gestión que la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas hizo en 2017 de los abusos de su exmarido a una menor tutelada.

En su comparecencia, Oltra (Compromís) evidenció lo que era un secreto a voces: la ruptura con Ximo Puig (PSPV) era total y la comunicación entre ambos -líderes junto a Héctor Illueca (Unides Podem) del Gobierno tripartito- inexistente, más allá de las conversaciones de sus respectivos equipos. El número uno y la número dos del Ejecutivo autonómico no habían hablado antes y tampoco lo habían hecho, al menos, hasta el miércoles.

Las diferencias en el seno del Consell han sido constantes por distintos asuntos, teniendo en cuenta que cada partido tiene sus sensibilidades , desde que el Botànic asumiera el poder en 2015. El último choque, por ejemplo, fue a cuenta del nivel de valenciano que hay que exigirles a los funcionarios. Pero la decisión unilateral del dirigente socialista de adelantar las últimas elecciones autonómicas supuso el punto de inflexión.

Aquella tarde de marzo de 2019, minutos después de la comparecencia solemne de Puig para anunciar que los comicios coincidirían con las generales, Oltra convocó en la sede de Vicepresidencia una rueda de prensa en la que, en líneas generales, hizo notar su malestar por lo que consideraba una traición de su socio , que anteponía sus intereses partidistas -al calor del empuje nacional del PSOE- a los del proyecto político que había conseguido desbancar al PP del poder tras dos décadas de hegemonía en la Comunidad Valenciana.

Aunque el pacto progresista se reeditó, la comunicación entre el Palau de la Generalitat y el de los Catalá de Valeriola nunca volvió a ser la misma. Los acontecimientos de las últimas jornadas, con amenazas desde Compromís de dinamitar el Gobierno si el presidente volvía a actuar de forma unilateral, han dejado las relaciones al borde del precipicio .

Será el principal reto al que se enfrente Aitana Mas , la elegida por la coalición para sustituir a Oltra en todos sus cargos en el Ejecutivo autonómico. Además de miembro de su partido, Iniciativa, es una de las personas del entorno de la exconsellera. A la espera de que tome posesión, la nueva vicepresidenta, portavoz y titular de Igualdad tiene la tarea de recuperar la confianza -Oltra no quiso hablar con Puig para que no filtrara su renuncia a medios afines- y tender puentes entre quienes están obligados a entenderse.

Imagen de archivo de la actual portavoz adjunta de Compromís en las Cortes Valencianas, Aitana Mas CORTS/INMA CABALLER

Mas tiene experiencia en ello, pues se destaca de ella su capacidad de diálogo, por ejemplo, a la hora de afrontar la negociación de los Presupuestos autonómicos como portavoz adjunta de su grupo parlamentario. Para ello, necesariamente, el diálogo debe ser bidireccional, algo que parece que también está en los planes del presidente, que en su mensaje de despedida a su hasta ahora número dos abogó por la estabilidad y por tender puentes . El resultado de las elecciones andaluzas y una derecha al alza en las encuestas no le dejan otro camino.

La última y muy pregonada remodelación del Consell -hace apenas mes y medio- no consiguió seducir a grandes nombres. Sí que sirvió para recolocar a algunas piezas en el tablero político valenciano tras las dimisiones de Manolo Mata como síndic socialista en las Cortes y de Vicent Marzà como conseller de Educación. No solo a nivel autonómico, sino también a nivel municipal: tras el desgaste de la gestión de la pandemia, Ana Barceló dejaba la Conselleria de Sanidad para ejercer como portavoz parlamentaria del PSPV, posicionándose, además, como posible candidata de los socialistas al Ayuntamiento de Alicante en mayo de 2023.

Tras la polémica de los últimos días y con la situación encauzada para los últimos meses de la legislatura, Ximo Puig n o contempla más cambios y se centrará en la acción de Gobierno a once meses de la cita con las urnas, si no hay sorpresa, mientras el Botànic se lame las heridas e intenta reparar sus grietas internas tras enfrentarse a su escenario más difícil: perder uno de sus liderazgos más fuertes.

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