Raquel Cánovas - CUENTOS CORTOS PARA SER FELIZ
El gato furioso
En lugar de verlo como a un tirano compadecedlo y tratadlo con cariño, probablemente nadie lo haya hecho, ni siquiera él
![El gato furioso](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2016/06/18/1gat-kG2C--620x349@abc.jpg)
Había una vez una fábrica de chocolate dirigida por un gato . El chocolate que producía aquella fábrica era amargo, pero bien sabe el lector que para gustos los colores y que hay quien, por hache o por be, prefiere comerse el chocolate amargo , en vez de dulce.
Como es natural, para poder producir un chocolate amargo, debía haber mucha materia prima amarga en la fábrica, empezando por el gato que la dirigía, que, se podría decir de él, era lo que sus subordinados llamaban un amargado . Desde que llegaba hasta que se iba gritaba sin ton ni son a todos los que trabajaban en la fábrica, y los tenía a todos, además de atemorizados, amargados como él.
Cierto día un ratón espabilado que andaba por allí y había visto mucho mundo, pues acababa de mudarse del despacho de una jirafa «coach» , se dio cuenta de lo que le pasaba al gato y se dispuso a disparar su sabiduría a diestro y siniestro.
Reunió a los trabajadores en el patio central, y comenzó su discurso .
No nos engañemos, los trabajadores, como gatos y además amargados que eran, querían devorar al ratoncillo. Pero las palabras que salían de su hocico eran tan grandes y tenían tanta fuerza , que ninguno se atrevió a acercarse a él. Al cabo de unos minutos, las mismas palabras ésas habían entrado en cada uno de los gatos y habían hecho reformas en todas y cada una de sus cabecitas.
Desde aquel día en adelante, ninguno de ellos volvió a estar amargado porque el gato furioso les contagiara su amargura. Al revés, lo trataban con lástima y con mucho cariño en sus palabras. El gato furioso dejó de estar amargado: el cariño que le daban le impedía cabrearse.
Al cabo de unos meses, la fábrica dejó de producir chocolate amargo, porque se había convirtiendo en chocolate dulce .
Tal vez el lector se esté preguntando: ¿Y cuáles fueron aquellas palabras que el ratoncillo dijo que tanta fuerza tuvieron y tanto cambiaron el curso de las cosas?
Las palabras fueron éstas: «Todo el odio y la amargura que os traslada el gato furioso no es más que el reflejo de cómo se trata a sí mismo, y si vosotros recibís su ira por unos momentos, él vive con ella a cada minuto del día , todos los días de su vida. En lugar de verlo como a un tirano compadecedlo y tratadlo con cariño, probablemente nadie lo haya hecho, ni siquiera él mismo».
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