Francesc Nogales - Píldoras de educación
La FP: el patito que se convirtió en cisne
«Se empieza a saldar esa deuda histórica reconociendo la Formación Profesional como una propuesta atractiva a nivel académico»
Como se esperaba, la nueva Ley Orgánica de FP ha sido aprobada en el Senado. Superó el Parlamento hace ya un tiempo y como dijo Pilar Alegría «responde a una deuda histórica con la Formación Profesional de este país».
Esta es la historia del patito feo . Fue en 1970 cuando se empezó a estructurar la FP en tres niveles (primer grado, segundo grado y tercer grado). Nacía así un pequeño patito que correteaba en el campo educativo. Con la LOGSE de 1990 se integró en los institutos, pero no fue una integración en igualdad de condiciones.
Se evitaba que quien no quiere estudiar ni trabajar se quedase dos años viendo el anuncio de «Quien sabe, SABA (y el que no… a FP)». En 1990 los patitos bonitos estudiaban BUP y COU . Se generaba la sensación de que la Formación Profesional era el patito feo del instituto, el lugar donde se orientaba a los alumnos que académicamente no «valían para» la universidad.
Eran tiempos extraños. Al final la FP acabó estando en dos sistemas a la vez, el de la formación profesional reglada por el Ministerio de Educación y el de la formación para el empleo reglada por el Ministerio de Trabajo (no conducente a la obtención de certificados de profesionalidad). Así hasta hace unos días en los que, por fin, ese patito feo, la FP, ha sido reconocido como el majestuoso cisne que es.
Se empieza a saldar esa deuda histórica reconociendo la Formación Profesional como una propuesta atractiva a nivel académico, y es que necesitamos tomar conciencia de que muchas veces un alumno de FP llega a una ingeniería universitaria con unos conocimientos prácticos superiores a los que llegan desde Bachillerato, mucho más preparado a nivel práctico, y con un título ya bajo el brazo.
La Formación Profesional vuelve a estar gestionada desde el Ministerio de Educación de manera íntegra, pero generando nuevos lazos con el sector laboral . De los antiguos itinerarios formativos de FP llegamos ahora a cinco opciones que se interrelacionan y cobran mayor sentido. Los grados A y B se refieren a las competencias básicas que se certifican al realizar un único módulo formativo, como escalones base (A: certificado parcial de competencia; B: certificado de competencia).
De ahí pasamos a la certificación profesional, grado C. Los antiguos ciclos formativos básicos, medios y superiores forman parte del grado D y finalmente el grado E son los cursos de especialización y que tratan de asimilarse a los «masters» universitarios , con duraciones entre 300 y 800 horas.
Otra deuda histórica era la cooperación entre ese sector laboral y la formación, y se resuelve con esa Formación Dual de la que tanto se habla ahora. A partir de ahora las formaciones tipo C, D y E antes mencionadas destinarán entre un veinte y un cincuenta por ciento de su aprendizaje total a las prácticas en empresas, de manera que las propias empresas asumen la formación de esos estudiantes. Hay que decir que es un acierto que esas prácticas sean remuneradas , ya que era lo correspondiente.
Alemania, Suiza y Holanda han sido desde hace años modelo de referencia en esa FP Dual que ofrece unas tasas muy bajas de paro juvenil. Ahora toca impulsar ese modelo entre las empresas españolas para lograr lo que en esos países sucede de forma natural. En Alemania el 21% de las empresas forman a más de medio millón de nuevos aprendices cada año . Cada empresa (según la oficina federal de estadística alemana) invierte en torno a 18.000 euros anuales en cada estudiante que forma, pero a largo plazo es una garantía de éxito, puesto que realmente está formando a futuros trabajadores y consolidando su modelo empresarial. Los datos de Suiza y Holanda son aún mayores, puesto que son el 30% y el 40% del tejido empresarial los que participan en esa formación dual.
Se prevé que para 2025 el 49% de los puestos de trabajo que se generen en España precisarán una cualificación intermedia de FP (grado C), y los datos para 2030 parece que mantienen esa tendencia. La nueva reforma educativa de la FP no es sólo una respuesta a la deuda histórica, sino también una inversión a futuro . El patito feo ya ha desplegado sus alas y alza su cuello esbelto para demostrar que en realidad es un precioso cisne que trata de acabar con las tasas de paro juvenil no en un presente muy cercano sino a medio plazo, y esta nueva ley orgánica pone en valor todo ese trabajo realizado por centenares de docentes de FP que han luchado (y siguen en ello) por dignificar la Formación Profesional.