Francesc Nogales - Píldoras de educación
Los cimientos del sistema educativo
«La función docente no se termina en la clase, sino que continúa en las reuniones con otros profesores, en las juntas de evaluación y en los claustros»
¿Cuántas veces nos hemos comparado con Finlandia? ¿Cuántas veces hemos escuchado que los países nórdicos seleccionan a los mejores docentes para sus escuelas? Ahora en España llevamos unas semanas hablando sobre la mejora de la función docente y por suerte lo hacemos sin la intención de copiarnos del compañero de delante. Creo que es muy positivo que veamos cómo mejoramos en esa función docente y me alegro de que el Gobierno haya planteado veinticuatro medidas para ello, aunque hoy quiero hablar de unas muy concretas.
Uno de los primeros aspectos que debemos revisar es la formación inicial de los docentes . Unos cimientos sólidos y firmes ayudarán en la reforma del edificio educativo de este país. ¿Cómo es la formación de los docentes? Debemos diferenciar entre los docentes de Educación Infantil y Educación Primaria y los docentes de Educación Secundaria y Formación Profesional, ya que sus itinerarios formativos son muy diferentes. Esa formación inicial del profesorado debe ser el cimiento sobre el que se sujeta la educación de un estado, y por tanto también el propio estado.
Los maestros de Infantil y Primaria estudian un grado de cuatro años en el que todas las asignaturas están enfocadas a la docencia. Cuatro años de pedagogía, psicología, didáctica, metodologías y un amplio compendio de conocimientos educativos. La situación cambia con los docentes de Secundaria, han estudiado un grado de una carrera científico técnica o humanística pero no con un enfoque exclusivo a nivel educativo.
Esto es lo que sucede con los profesores de Secundaria de Matemáticas, Informática, Ciencias, Filología y un largo etcétera de asignaturas. Los profesionales que acaban un grado como filología anglosajona pueden dedicarse profesionalmente a muchos sectores, y algunos deciden orientarse a la educación. Para ello deben realizar un máster de especialización que les habilita como profesores de Educación Secundaria o Formación Profesional. ¿Están formados como docentes igual que los que estudian Magisterio?
Una de las primeras propuestas que hace el gobierno es realizar una prueba de acceso a los Grados de Infantil y Primaria . «Dicha prueba debe evaluar la competencia comunicativa y razonamiento crítico y la competencia lógico-matemática e incluir aspectos referidos a actitudes y competencias de la profesión docente recogidas en el marco de competencias profesionales docentes», menciona el documento.
Es cierto que valorar la correcta adquisición de las actitudes y competencias de la profesión docente es algo necesario. Pero yo me pregunto, ¿es adecuado valorarlo antes de iniciar el grado o sería más correcto valorarlo al finalizar esa formació n ? En educación es necesario conocer el punto de partida con el alumnado y sus conocimientos previos (se llama evaluación inicial), pero quizás esa prueba tenga más sentido como una herramienta para comprobar que los docentes que «salen de la facultad» realmente han adquirido las competencias docentes que se espera de ellos.
Otras de las medidas van enfocadas al Máster de Formación del Profesorado, es decir, al camino que deben recorrer los profesores de Educación Secundaria y Bachillerato, así como Formación Profesional. La tercera propuesta de reforma habla de añadir « complementos formativos » para asegurar los conocimientos básicos relacionados con las especialidades del Máster, es decir, que el futuro docente debe haber cursado algunas asignaturas previamente relacionadas con la formación para ser docente, me parece algo muy necesario, aunque se debe asegurar que todas las carreras universitarias incluyan esas asignaturas no de manera general, sino vinculada a sus áreas y conocimientos concretos. En una cuarta propuesta se hace énfasis en que la formación de Máster debe incluir cómo llevar a la didáctica los aprendizajes recibidos en el grado .
Se trata de garantizar que los futuros docentes «adquieran las competencias necesarias para impartir docencia, trabajar interdisciplinarmente, introducir innovación, utilizar metodologías diversas y motivadoras, y gestionar todas las funciones y competencias que los docentes deben cumplir diariamente en un centro».
Esto es necesario, pero presenta algunos problemas, por ejemplo, un graduado en Matemáticas deberá en el mismo máster profundizar en la didáctica de las matemáticas, pero también en Informática, en Tecnología y en un amplio abanico de asignaturas que realmente puede impartir. ¿Es posible abarcar toda esa didáctica en un solo curso escolar con sus correspondientes prácticas? Creo realmente que en ese sentido se debe revisar ese Máster y muy posiblemente deba ampliarse su duración en el tiempo , aunque es una medida que a los estudiantes no les agrade.
Una sexta medida nos plantea revisar los contenidos de los planes de estudio . Y se afirma que «es necesaria una reformulación que permita introducir aspectos tan fundamentales como son el currículo competencial, la atención a la diversidad o el desarrollo sostenible». Es totalmente cierto que los docentes (tanto de Infantil y Primaria como los procedentes de otros grados) deben formarse en nuevas metodologías. Ya no vale enseñar como nos enseñaron a nosotros hace treinta años, especialmente porque las herramientas han cambiado e incluso la manera de hacerlo. Es como si enseñamos al futuro chef a cocinar con leña y carbón y cuando empiezan a trabajar se encuentran con un horno pirolítico, una vitrocerámica y una plancha.
Una propuesta que me llama la atención es crear ese « modelo de iniciación a la docencia » (PID). ¿Cómo se desarrollan las prácticas? Es curioso descubrir que cada facultad ofrece unos planes de prácticas diferentes. Aunque al final todos los alumnos realizan las mismas horas de prácticas cada facultad lo puede gestionar de una manera. De igual manera es curioso descubrir que no todas las facultades permiten que sus alumnos hagan prácticas en cualquier centro educativo, y es algo que me parece injusto.
Veo muy positivo aumentar el periodo de prácticas, ya que un mes de desarrollo en el aula ayuda más que mil horas (ejemplo) de teoría. A su vez es necesario « profesionalizar » esas prácticas, y existen mecanismos para ello. Podemos mejorar la selección de los tutores, de manera que los mejores docentes sean los que tutoricen a los alumnos en prácticas. Podemos remunerar esas prácticas, permitiendo con ello que asuman los alumnos una mayor práctica en el centro escolar.
La función docente no se termina en la clase, sino que continúa en las reuniones con otros docentes, en las juntas de evaluación, en los claustros… Sería bueno que el futuro docente también participe en esas labores para iniciarse en ellas. Ese proyecto formativo DUAL entre universidades y centros educativos es necesario para mejorar la formación de futuros docentes ya que no sólo mejorará la formación del universitario, sino que beneficia también a la formación de los maestros en activo. Con unas buenas prácticas todos ganan.
¿Seremos capaces de desarrollar esas propuestas sobre la formación inicial de una manera efectiva? ¿Podremos mejorar la solidez de los cimientos educativos? Es pronto para saberlo, pero algunas cosas deben quedar bien detalladas, un buen docente debe salir excelentemente formado de cualquier facultad, se encuentre en la comunidad autónoma que se encuentre, y sabiendo que responde a unos mínimos establecidos y acordes al perfil docente que deseamos como país para seguir creciendo.