Viajes
Formentera: los secretos del «Caribe» español para disfrutar de la isla en septiembre
La pequeña de las Pitiusas alberga las calas más paradisíacas del Mediterráneo a poco más de cien kilómetros de Denia
No es un tópico ni una exageración. Las playas y calas de Formentera no tienen nada que envidiar a las del Caribe . Un paraiso situado a poco más de cien kilómetros de la Penísula Ibérica. Los que le separan de la localidad alicantina de Denia . La isla pitiusa -que carece de aeropuerto y cuya población estable apenas supera los 12.000 habitantes- alberga algunas de las playas y calas de mayor belleza del Mediterráneo.
La conexión directa por vía marítima que opera Balearia desde el puerto de Denia permite llegar a Formentera en cerca de tres horas. Septiembre es un mes especialmente propicio para disfrutar de la pequeña isla balear. El clima todavía permite disfrutar de sus aguas cristalinas y el número de turistas se reduce de forma considerable.
Los formentereños idolatran la posidonia . La planta que explica el secreto de sus inconfundibles aguas de color turquesa y que está presente en su día a día. Tanto, que su recreación adorna la principal rotonda de cuantas regulan el escaso tráfico de una isla que recorre una carretera de oeste (el puerto de La Savina ) al este (el Pilar de la Mola ) de apenas veinte kilómetros de longitud.
Poco antes del Pilar de la Mola un mirador permite contemplar la totalidad de la isla desde su punto más alto. A norte y sur se reparten sus playas. Cerca del puerto están las emblemáticas y señalizadas Illetes -considerada una de las mejores del mundo- y Llevant , un gran arenal blanco donde se puede desgustar una exquisita fideuà en restaurantes como el emblemático Tanga .
Fuera de las guías al uso pero muy cerca de ambas, Sa Roqueta y Ses Canyes . Igual de paradisíacas pero sin la necesidad de abonar por el aparcamiento. En el norte de la isla emerge n Ses Plagetes del Caló de San Agustí , igualmente cristalinas pero con rocas a la entrada al mar.
Al sur, la playa de Mitjorn alberga iconos de la hostelería de Formentera como el Pirata Bus -el chiringuito de las puestas de sol al son de Andrea Bocelli - o Bartolo , un minúsculo merendero familiar abierto desde 1976, para tomar unas hamburguesas a orillas del Mediterráneo. Cerca de Bartolo está el Caló dels Morts . Una de las calas más bellas de la isla y de visita obligada.
Desde allí se divisa, al otro extremo de la isla, el legendario faro del Cap de Barbaria . Un paraje donde se puede contemplar la silueta de la Península Ibérica los días escecialmente despejados. Al volver del faro que popularizó a la película «Lucía y el sexo» -al que no se permite llegar en coche desde hace un par de años- nos topamos con la Cala Saona. Otra maravilla de aguas cristalinas.
Vistos los faros y disfrutadas las playas, restan las tardes de compras los domingos y miércoles de septiembre en el mercadillo de la Mola y cualquier día de la semana en el coqueto Sant Francesc , principal núcleo urbano de una isla que sigue abierta por vacaciones durante este mes.