Ferran Garrido - Una pica en Flandes

... y fueron Fallas en septiembre

«A este lunes, esta semana, lo miro con la mirada de los recuerdos del domingo»

Hay lunes en los que estoy tan cansado que sólo me despiertan mis recuerdos . Ya saben que en septiembre hay lunes. No como en agosto, ese mes que no tiene domingos. Aunque recuerdos hay siempre. En agosto y en septiembre. En fin, mis cosas…

Un lunes, bien mirado, puede ser toda una promesa de futuro. Bien mirado, no nos confundamos, porque si lo miramos de reojo se nos puede atravesar. Y mucho. Sobre todo, si somos de esos que miran el fin de semana con espanto, que también los hay.

A este lunes, esta semana, lo miro con la mirada de los recuerdos del domingo p orque si no, no me despierto. Me he puesto en marcha con una extraña sensación. Y conste que extraña quiere decir rara, pero no desagradable. Hoy, con la imagen aún en mi memoria de las llamas que consumían las Fallas 2021 , recuerdo que, al despertar ayer, el sonido de petardos y cohetes me abrieron los ojos. Algo del olor a churros recién hechos entraba por mi ventana y el reflejo del sol me recordó que las peinetas iban a relucir de lo lindo. Entonces fue cuando vi la maleta abierta sobre la butaca de mi habitación.

Llevo toda la semana haciendo la maleta.

Al salir a la calle, al abrir la puerta, los vecinos, esa encantadora parejita que han sido padres hace poco, me saludan con la alegría de un domingo de playa. Cargados de esterillas y sombrilla encaran su domingo al sol con un amable «buenos días». Subo al ascensor y veo un puñadito de arena de playa en el suelo. «Claro, primera semana de septiembre», pienso. Y salgo a la calle para darme cuenta de que la vida es un divertido juego de realidades paralelas . Mientras la chica de todas las mañanas pasa corriendo en plena sesión de entrenamiento, un grupo de falleras se dirigen a sus cosas de la falla. Mucha gente camina hacia la playa. Al fondo el sol se refleja con fuerza sobre la mar…

La maleta se ha ido llenando durante estos últimos días. Junto con la ropa, el secador de pelo y mi cepillo de dientes, se han subido muchas cosas a esa cajita con asa y ruedas que me ha acompañado por medio mundo. Poco a poco he visto como se llenaba de recuerdos . Y todos buenos. Son esos recuerdos que son capaces de despertarme cuando algún lunes estoy tan cansado que sólo me despiertan mis recuerdos.

Entre mis camisas he visto muchas sonrisas y muchos abr azos. He visto lágrimas, pero sólo de alegría. Y he sentido como se escondía, debajo de ese polo verde de manga corta, el de mi Falla, un montón de «te vamos a echar de menos». También he puesto en la maleta un montón de cosas buenas, de cosas de esas que salieron bien. Y palabras. Muchas palabras de cariño. Especialmente la de los amigos que nos dejaron en estos últimos años para irse allí donde siempre les recordaremos. Es que las maletas, a veces, las carga el diablo, y se convierten en cápsulas del tiempo cargadas de recuerdos y de cosas aún pendientes.

Imagen de la cremà de la falla municipal MIKEL PONCE

Salgo a la calle en este lunes en el que aún conservo en el recuerdo los sonidos del domingo para darme cuenta de que la vida sigue. Que siempre sigue adelante, pase lo que pase. Y veo que es verdad eso que dicen de que todo se supera, que todo pasa, que tenía razón mi amigo cuando acuñó la frase esa de que «vivir es de valientes». Bueno en realidad mi amigo Nacho dice que «ser fallero es de valientes» . Pongo una sonrisa mientras veo que, en la calle, delante de su casa, ya no quedan ni los rescoldos de esa cremà de septiembre. Y pienso que tiene razón.

Vuelvo a casa y veo la maleta llena y el coche preparado para un largo viaje . Coloco la maleta sobre la cama, encima de esa mantita que siempre coloco sobre el edredón, para que las ruedas de la maleta no manchen la colcha, y decido que se va a quedar allí. Para siempre.

En Radio Nacional suena una canción especial. La voz de Serrat me recuerda que nací en el Mediterráneo .

Del armario del fondo saco una maleta vacía . Me la voy a llevar llena de promesas de futuro para emprender mi viaje. Y del olor de la pólvora. Y del polo verde de mi Falla porque, este año, fueron fallas en septiembre.

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