Ferran Garrido - Una pica en Flandes
Vivir es un asunto personal
«Rafa Soler acaba de volver a desnudar su alma en un libro que recopila toda su obra poética»
Mi primer café en Madrid, después de casi 35 años, lo tomé con él. Seguramente no fue una casualidad . De hecho, no creo en las casualidades. A veces, sólo a veces, me pongo un poco absoluto en mis afirmaciones y digo cosas como esa de que las casualidades no existen. Luego lo relativizo todo, claro, y me siento a tomar un café con gente como él.
El café es un arma fundamental para los escritores. Sirve para casi todo. Para quitar el sueño y para combatir el insomnio . Para pasar noches en vela y para sobrevivir a la mañana siguiente de esas noches… después de pasarlas en vela. No me pongan cara rara a lo de que el café sirve para combatir el insomnio. Mi padre era tomarse un café y quedarse frito.
Pero, sobre todo, el café sirve para bordar lazos de amistad en torno a una mesa. No hay mejor red social que esa de mirarnos a los ojos y disfrutar de la sinceridad de la palabra mientras aspiramos el aroma intenso de un café de los de verdad.
Conozco a muchos escritores . Entre ellos a muchos poetas, esa especie peligrosa de juglares que no sólo se atreven a pensar, si no que además se desnudan ante quienes se atreven a leerles para dejar a la vista todas las vergüenzas de sus sentimientos y de sus pensamientos.
A Rafael Soler le conocí, hace mucho, con un café en la mano y con un montón de poemas en la cartera. Bueno, en la cartera los míos, porque los suyos ya estaban publicados y son magníficos. Y me ayudó desde el principio de mi carrera literaria . Pero sobre todo me ayudó, y lo sigue haciendo, a entenderme a mí mismo como persona, como escritor y como poeta.
Rafa Soler acaba de volver a desnudar su alma en un libro que recopila toda su obra poética. Toda, incluso una parte importante que no estaba publicada en forma de libro y que se había perdido en el limbo de las páginas de algunas revistas a lo largo del tiempo. El pasado jueves, en medio del increíble ambiente de la Feria del Libro, Rafa presentaba su nuevo libro en Madrid, en la Asociación de la Prensa, y yo lo viví como subido en una de esas nubes que arden porque te he encontrado, como tan bien las describía Juan Ramón Jiménez. Este miércoles lo presenta en Valencia. Y conste que digo su nuevo libro y no su último libro porque, a pesar de que una recopilación suene a eso, espero que no lo sea.
Que vivir es un asunto personal ya lo sabía . Pero que la vida puede llegar a reflejarse de esta manera en los versos de un poeta, para compartir lo más personal del pensamiento, no era fácil de imaginar. “Vivir es un asunto personal” es una obra excelente, rotunda, magnífica.
Si paso por alto mis referentes de siempre, como Vicente Aleixandre, Luis Cernuda o Lorca , por poner algunos ejemplos, desde la desaparición de Paco Brines mi poeta de cabecera es Rafa Soler. No les digo más. Y piensen en él a la hora de leer “Vivir es un asunto personal” como en uno de los grandes de la literatura valenciana y de la poesía española.
Y sí, mi primer café madrileño, después de muchos años, fue con él. Los valencianos, cuando estamos fuera de Valencia, hacemos piña. Formamos poco a poco una familia que nos une con lazos invisibles, de esos que duran para siempre, en una especie de camino compartido que nos lleva desde el centro hasta las dunas de nuestro Mediterráneo, aunque estemos en la Glorieta de Bilbao.
Rafa lleva muchos años fuera de Valencia, pero nunca renunció a llevar el aroma de nuestra luz a sus letras. Espero seguir ese camino, cargado de palabras, pera ir descargando poco a poco toda la poesía que he aprendido de sus versos.
Rafa Soler, como yo, es mucho de tomar café y charlar . A mí me gusta escucharle y cenar con él en compañía de buenos amigos, de los auténticos, de los que lucen con orgullo cada herida sabiendo que vivir nos cuesta la vida y que vivir es un asunto personal.
