Ferran Garrido - Una pica en Flandes

Somos lo que defendemos

«A los españoles ya nos ha tocado el Gordo. Mejor dicho, nos ha tocado algo muy gordo que tragar a duras penas»

Una administración de Loeterías en Valencia ABC

En Navidad me da por recordar y por comprar lotería. Y no necesariamente por ese orden. Son fechas en las que la memoria nos juega buenas y malas pasadas. Yo suelo quedarme con las buenas. Al menos las prefiero. Y miren que a veces es complicado huir de los recuerdos.

En Navidad , no obstante, me da por ser feliz. Por mucho que la realidad, y los recuerdos, se empeñen en amargarme la fiesta. Este año, especialmente, teniendo motivos para la amargura, soy más feliz que una perdiz. Porque tengo grandes motivos para la felicidad. Es una cuestión de elegir bien las vivencias de hoy, la compañía y los recuerdos.

En Navidad, este año, me ha dado por vivir con mis propios recuerdos estas fechas. Y es que tengo la sensación de que, a veces, vivimos con recuerdos ajenos, inducidos, artificiales y falsos, que nos arrastran por la senda de las tinieblas cuando, en realidad, queremos ir hacia la luz.

En Navidad, hoy, me da por acordarme de cosas muy felices, de una infancia maravillosa y de una juventud que no estuvo nada mal. Una juventud que me lleva a la época aquella de la “movida”. Aquella transición que nos llevaba de forma meteórica por un mundo cambiante y que para mi tiene cariño de los mejores amigos, el color de las luces de una Plaza Mayor, el calor recibido de la mano de unos padres magníficos, el aroma inigualable de un bocadillo de calamares (lo digo en serio) y el sonido de una música que me lleva en brazos a otros tiempos, aquellos tiempos de la “movida madrileña” que vestí con cazadora de cuero negro. A cada uno le daba por una música. Yo me hice del Zurdo , con todas sus consecuencias, que me robó el corazón con el “Para ti” de su Paraíso. Luego me hice de Loquillo . Será porqué entendí perfectamente la memoria de sus “jóvenes airados”, cuando fuimos los mejores. Qué curioso que ahora mi roquero favorito me devuelva a mis recuerdos, con toda la fuerza de la memoria, con su “ Somos lo que defendemos ”.

Una administración de Loeterías en Valencia ABC

Y es que, en esta Navidad, en esas andamos. Creando nuevos recuerdos, con la cabeza en el futuro y el corazón en el pasado, escribiendo versos libres, perdidos y sueltos, convencido de que el presente no me gusta, que el combate para llegar aquí fue muy hermoso, que la derrota se barrunta, y seguro de que el futuro es muy incierto en estos tiempos en que una resaca de nausea nos arrastra desde una borrachera obscura que no hemos querido jamás y que nos aboca a convertirnos en disidentes habituales, en subversivos, en rebeldes políticamente incorrectos, y a mucha honra, alumbrando nuevos recuerdos para vivir felices un mañana bastante inseguro en el que, espero, podamos ser lo que defendemos y no aquello que se pueda comprar, con principios de quita y pon , en una tómbola de orgullos, intereses y vanidades, en la que todo se lo lleva el mejor postor y los trileros, si no el tahúr que haga más trampas y tenga más suerte.

En Navidad, además, me da por comprar algún que otro décimo de lotería . No voy a tener suerte en el juego porque a mí, este año, ya me ha tocado el mejor premio. Esperemos poder decir todos lo mismo, aunque me temo que a los españoles ya nos ha tocado el Gordo. Mejor dicho, nos ha tocado algo muy gordo que tragar a duras penas, aunque sea un pavo torradito al horno con salsa de cava y ciruelas pasas, muy buenas para facilitar la digestión y el tránsito.

Esta Navidad, champán para todos… que yo prefiero sidra. Y que Dios reparta suerte.

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