Ferran Garrido - Una pica en Flandes
Periodistas esenciales, informadores en pandemia
«Levanto la voz para reivindicar lo injusto de la ausencia del colectivo de los Medios de Comunicación en los homenajes a los trabajadores esenciales»
Como cada año, desde hace muchos años, este año, un año más, segundo año de pandemia, un año raro, el año de la vuelta a las calles de la reivindicación, un año para las medidas de precaución, el año del gel hidroalcohólico, otro año, en definitiva, ayer cubrí los actos del 1 de mayo. 1 de mayo, Día del Trabajo . 1 de mayo, Día de los Trabajadores. Y acudí como periodista y como trabajador en un dos por uno de esos que nos permite hacer esta profesión.
Insisto tanto en lo del año, porque el año pasado no se pudo sacar la reivindicación a la calle . Estábamos todos confinados ese año. Bueno, todos no, porque aquellos que fueron considerados trabajadores esenciales , los que fuimos considerados trabajadores esenciales, nos lanzamos a nuestros puestos de trabajo, y a la calle, armados con la única defensa de una mascarilla y unos guantes. Eso con suerte, porque al principio, ni eso.
Durante esos días, los días duros de muerte, miedo, ambulancias e incertidumbre, nuestras vidas dependieron de gente que antepuso el bien común y su trabajo a sus intereses personales . La lista de colectivos esenciales es larga. Unos fueron más visibles que otros. Unos recibieron merecidos aplausos. Otros no. Otros recibimos incluso insultos desde los balcones y escupitajos, que de todo hubo. Pero en general, tontunas a parte, los ciudadanos reconocieron la valía de quienes siguieron dándolo todo en primera línea para que todo siguiera funcionando.
El 29 de marzo de 2020, ese año, el año, menudo año, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez , comunicaba la lista de los trabajos y trabajadores esenciales. Era sábado. El resto debía quedarse en casa. Confinados. La lista es larga. Y no les voy a aburrir, porque más o menos, a estas alturas del cuento, creo que se la saben. En el epígrafe dedicado a actividades administrativas, me llamó la atención ese alojamiento, hay un punto que dice 'medios de comunicación' y otro que especifica 'actividad sindical' . No destaco esos dos al azar. No. No es casualidad que los cite en esta mañana del 2 de mayo, día siguiente al Día del Trabajo del segundo año de la pandemia.
Llevo mordiéndome la lengua desde ayer. Y si no la suelto y me la muerdo más, me enveneno. Así que las cosas mejor soltarlas con sinceridad y con nobleza. De cara. Que si no luego se enquistan. Eso sí, como siempre hago, lo hago con la suficiente discreción para no amargarle la fiesta a nadie.
Ayer, en el acto que cubrí en Valencia en compañía de muchos compañeros y compañeras de la prensa, acto de las principales centrales sindicales, organizado en medio de grandes medidas de higiene, seguridad y orden, se rindió homenaje a los trabajadores esenciales . Y me sumo a ese homenaje, pero no puedo evitar el escozor de ver cómo no se tuvo en cuenta desde los responsables de la actividad sindical al colectivo que les acompañaba en el decreto de trabajadores esenciales, el de los Medios de Comunicación.
Haciendo honor a la verdad el reconocimiento llegó desde un responsable político, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig , que es del gremio, aunque no fue de motu proprio, si no como respuesta a la pregunta de un compañero periodista que no pudo morderse la lengua. Bien por él. Bueno, bien por ambos.
Miren, más allá de ponerme corporativista, que a fin de cuentas lo hace todo el mundo en cualquier otro colectivo, quiero poner en valor el esfuerzo que todos los compañeros de los Medios de Comunicación están haciendo desde el inicio de la pandemia. Un colectivo laboral variopinto y, a veces, pintoresco. Un colectivo laboral con muchos trabajadores en precario, con mucha contratación temporal y mucha inseguridad laboral . Creo que es justo y necesario.
Desde aquel día en que les conté en directo, desde el Telediario, que un decreto de la Generalitat suspendía muchas actividades colectivas, he visto de todo. A medida que se vaciaban las calles y que todo el mundo estaba a buen recaudo, encontrarse en las calles del miedo, en medio de las ciudades desiertas, con algunos de esos trabajadores esenciales era como un respiro de humanidad.
En esos meses vi a muchos periodistas en sitios en los que no quería estar nadie . Vi redactoras al borde del agotamiento. Fotógrafos solitarios perdidos en la soledad de las avenidas vacías. Reporteros gráficos con los ojos como platos con su cámara ante las puertas de las UCI. Vi técnicos dejándose la piel para poder realizar conexiones en circunstancias increíbles. Vi personas que no dudaron ni un solo momento en dedicarse al cien por cien a este noble, sencillo, humilde y viejo oficio de informar. Eran, son trabajadores esenciales. Y les vi a ustedes, pasándolas canutas en la soledad del confinamiento, pendientes de la prensa, la radio y la televisión como si de la única ventana abierta al mundo se tratara. Pendientes de su trabajo. De nuestro trabajo.
En estos tiempos en los que la Libertad de Prensa se ve amenazada con cierta frecuencia, levanto la voz para reivindicar lo injusto de esa ausencia en los homenajes a los trabajadores esenciales . Levanto la voz por mis compañeras y compañeros que no lo harán porque hoy han de seguir informando con la habitual discreción y el convencimiento de que el periodista nunca ha de ser noticia.
A veces pienso que, para los poderes establecidos, cuando no somos un instrumento, solo somos una incómoda presencia . Y, bien pensado, tal vez sea mejor así.
Así que, este año, compañeras menudo año, feliz Día del Trabajo compañeros.