Ferran Garrido - Una plica en Flandes
No hay manera
«Mientras la mayoría hacemos todo lo posible, algunos no aprenden. Y es que, la buena educación y el respeto a los demás, son una cuestión didáctica»
![Aspecto de una playa de Valencia, este viernes](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2021/01/30/aglomeracion-playa-valencia-kppD--1248x698@abc.jpg)
Hay que hacer algo. Claro, ese algo lo tienen que hacer los que tienen la potestad, la posibilidad y la capacidad de hacerlo. A veces me preocupa esa sensación tan extendida de que, si los que mandan dicen que algo hay que hacer da un poco de vértigo la espera de ver si se hace o si no se hace algo. Aunque el resto, nosotros, los de a pie, también podemos y debemos hacerlo.
Pues eso. Llegó el fin de semana y nos pusimos manos a la obra. Unos más que otros.
A ver, vaya por delante mi convencimiento en que la batalla contra el coronavirus es una cuestión de todos. De todos. También de esos que creen que todo el monte es orégano y que la playa es una fiesta, que la mascarilla para luego, si eso… De todos. Y de verdad que estoy convencido de que ha de ser así. Más que nada, porque si no, estamos muertos.
Con la llegada del viernes llegaba también el primer fin de semana de los cierres perimetrales para 16 grandes ciudades de la Comunitat Valenciana. Ciudades de más de 50.000 habitantes , una medida que afecta a unos dos millones y medio de personas. Unos cierres que se unen a otras medidas extraordinarias y al cierre perimertal de todo el territorio. Y se trata de eso, de perimetrar para evitar el movimiento de personas que puedan trasladar el virus de un lugar a otro. Así que menos llantos y al lío, que no me sirve el criticar a los de arriba cuando no hacen nada y pasarnos las normas por el forro cuando lo hacen.
Dicho esto, me permito el lujo de analizar algunas cosas. Cuando supe de los cierres urbanos, me vi venir el aluvión de noticias como “centenares de personas huyen de las ciudades”, “colapso en las carreteras ante éxodos masivos”, o “salida en masa de las ciudades” y es que somos tendentes a exagerar. A llevarlo todo al extremo para que nos luzca, para que se vea y para que se note. Y, posiblemente, esta vez es bueno que todo el mundo se entere que lo de salir de su ciudad está complicado.
De eso se trata, de que ustedes se enteren y vean las largas colas ocasionadas por los controles de las fuerzas de seguridad. Otra cosa bien distinta es que esas colas estén llenas de infractores que se van de fin de semana a la casita del campo o de la playa. Y me da a mí que no, sin negar en absoluto la necesidad de esos controles, porque a estas horas ya se han puesto más de mil multas en menos de 24 horas.
Estos días pasados, al calor de las buenas temperaturas, hemos visto playas llenas de gente . No me sorprendió, por dos motivos. Porque no está expresamente prohibido y porque algunos hacen oídos sordos a las peticiones de quedarse en casa. Luego serán los que bramen cuando llegue un confinamiento obligatorio. En fin, es lo que hay.
![Aspecto de una playa de Valencia, este viernes](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2021/01/30/aglomeracion-playa-valencia-k7i--510x349@abc.jpg)
Lo que me sorprende es que, mientras poblaciones, como Cullera , han cerrado sus playas y su paseo marítimo a cal y canto, y bien hecho, oiga, ciudades como Valencia no lo han hecho. Es un poco perverso dejarlo todo al sentir del libre albedrío de la gente, porque la buena voluntad, como siempre se ha dicho, no sirve para nada.
Luego llega lo de que si las playas sí y los centros comerciales no, los enfrentamientos políticos y algunas variadas historias para no dormir, pero lo cierto es que en medio de todo lo que está cayendo, el fin de semana que comienzan los cierres, las playas de Valencia siguen abiertas. Menos mal que el viento de Poniente se ha aliado con la salud y con la razón para que no pudiera parar sobre la arena ningún bicho viviente, que si no…
Mientras repaso los últimos correos del día, después del mazazo de los casi cien muertos diarios , una vez más, un día más casi 100 muertos, y de saber que de los 50 últimos brotes 35 son de origen social, escucho de fondo la voz de mi querido Coque Malla cantando por lo bajito “No puedo vivir sin ti” y pienso en Bea, tan lejos a causa de este bicho que nos está amargando la vida. Me doy cuenta de que, mientras la mayoría hacemos todo lo posible, algunos no aprenden. Y es que, la buena educación y el respeto a los demás, son una cuestión didáctica, No hay manera.