Ferran Garrido - Una pica en Flandes
Los idiotas del horror
«No creo en esos salvapatrias que se disfrazan con distintos collares para llegar al mismo sitio»
![Ferran Garrido: Los idiotas del horror](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2021/02/18/altercados-calles-k3gH--1248x698@abc.jpg)
Hace tiempo decidí que, tal vez, la mejor de las banderas es la bandera blanca. En realidad, no lo creo, pero sí tengo el convencimiento de su utilidad cuando los perfumes de la violencia salen del pebetero de los aromas rancios y antiguos, de esos olores que nos arrastran a otras épocas.
Lejos de la denostada equidistancia, decidí tomar partido y, sin duda, es la libertad el mejor de los caminos y la democracia el único instrumento para conseguirla. Hay otras sendas, pero no me gustan los derroteros que toman cuando huele a humo . No es que yo sea de los que huyen de la quema, antes al contrario, así que aquí estoy.
Tal vez pensarán que soy un incendiario. Nada más lejos de mis pensamientos y de mis intenciones. Nada más lejos de mí que la violencia y la algarada. Nada más lejos.
Siempre he creído que algunos, siempre son los mismos, aunque puedan cambiar sus ropajes y su apariencia, optan por crear el problema para después ofrecerse como los que tienen la solución. Pero no, a mí no me engañan. No creo en esos salvapatrias que se disfrazan con distintos collares para llegar al mismo sitio.
En cuestiones de convivencia social, es muy fácil llamar a la revuelta, por activa o por pasiva, cuando se dan las condiciones de ese caldo de cultivo que les hace creer a algunos que el mejor camino es el del tumulto y el motín. Lamentablemente, no es la primera vez que lo vemos en estos últimos tiempos.
Es muy fácil también hacer bandera de la pureza ideológica para atacar la calidad de una democracia que nos hemos dado entre todos los españoles con mucho esfuerzo. Cuando ya no quedan argumentos, la única salida es la de comportarse como una activista en lugar de hacerlo como un estadista.
Esta vez se incendian las calles porque ingresa en prisión una persona que ha cometido varios delitos. Algunos son delitos previos a la sentencia que ahora le encarcela y que quedaron en suspenso en su momento. No voy a entrar a valorar la cuestión jurídica, pero me voy a permitir citar uno de los últimos artículos de mi amiga la escritora y fiscal Susana Gisbert cuando nos habla de los fundamentos jurídicos de la Libertad de Expresión y la reforma de una ley que ya se anuncia: «El anuncio de esa futura ley afirma que los excesos verbales cometidos en el contexto de manifestaciones artísticas, culturales o intelectuales deberían de quedar al margen del castigo penal. Otro riesgo evidente, tanto por lo complicado que resulta delimitar el concepto de “arte”, como, fundamentalmente, porque tampoco puede existir una patente de corso. Volviendo al ejemplo anterior ¿Y si seguidores de Hitler cantaran con perfecta entonación y hermosa melodía que hay que exterminar al pueblo judío?». Estoy de acuerdo con ella en que es mejor no mezclar churras con merinas y tomar las cosas con calma, porque si no las cosas no nos van a salir bien.
![Ferran Garrido: Los idiotas del horror](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2021/02/18/altercados-calles-kzO--510x349@abc.jpg)
Miren por dónde me parece a mí que estos estallidos pseudorevolucionarios contra un pretendido «estado dictatorial y fascist»” (que no lo digo yo, que lo dicen las proclamas de los radicales revoltosos y, por cierto, las letras del cantante en cuestión, que celebran incluso tiros en la nuca y tal y tal) no son inocentes ni casuale s. Insisto, nada como crear el problema para presentarse como la solución. Recuerdo yo cuando la lucha era de verdad contra un estado totalitario… Nada que ver ¿verdad?
En fin, que cuestionar la calidad de la democracia es un órdago dialéctico. Apoyar esas críticas en la lucha callejera es casi un falaz argumento filosófico que me lleva a pensar en aquello de si fue primero la gallina o si fue primero el huevo. Y si, después de los disturbios, se busca el rédito político de la crítica a esa Policía, me da a mí que alguien está echado mano del utilitarismo oportunista de la política a corto plazo de arrimar el ascua a su sardina. Malos compañeros de viaje.
En cualquier caso, la libertad no se defiende inventándose una revuelta , asaltando tiendas para saquearlas, quemando contenedores y agrediendo a funcionarios de policía. Eso es, sencillamente, violencia callejera, cuando no simple y sencilla delincuencia por mucho que se vista de protesta.
Les decía lo de la bandera blanca porque hoy, después de muchos años, he vuelto a escuchar aquella canción de Batiatto del mismo título. La letra, en estos tiempos que corren y con lo que nos está cayendo encima, no tiene desperdicio cuando nos dice aquello de «qué difícil es quedarse quieto, indiferente mientras todo en torno hace ruido. En esta época de locos nos faltaban los idiotas del horror. He oído los disparos en una vía del centro, cuánta estúpida gallina, se pelean para nada».
Pues eso. Sólo nos faltaban los idiotas del horror.