Fernando Llopis - El último liberal

El penúltimo suspenso

«Permitir que los estudiantes pasen de curso con asignaturas suspendidas ni mejorará los resultados ni formará mejor a nuestros estudiantes»

Imagen de un grupo de estudiantes este lunes en Valencia EFE

«Alguien dijo, más vale tener suerte que talento», comenta el narrador que introduce la película Match Point de Woody Allen . La frase se ve acompañada por las imágenes de una caprichosa pelota de tenis que se mueve por los límites de la red como si tuviese dudas sobre hacia qué lado de la pista debería caer. En cierta forma es una metáfora de la vida , en ocasiones la suerte tiene una incidencia notable en el devenir de nuestro destino.

También en el ámbito educativo , los estudiantes, ante un examen, suelen dar cierta importancia al azar en el resultado final. No obstante, y sin restar importancia a la suerte, resulta obvio pensar que, cuánto mejor preparado vayas a un examen, más posibilidades hay de que te salga bien. No es solo una cuestión de horas de estudio, sino de la capacidad de aprendizaje en una asignatura en concreto y el tiempo que dedicas a la misma.

Otro elemento a considerar es la exigencia del profesor, que, al final, de forma más o menos subjetiva, fijará una calificación en función de los conocimientos demostrados. Aprobar más alumnos es fácil, simplemente es cuestión de disminuir las exigencias necesarias. Si no se exige saber cómo se multiplica para superar un examen, probablemente una gran mayoría de los estudiantes se conformarán con aprender a sumar y restar, a pesar de la posible capacidad didáctica del profesor. Por eso es tan importante fijar los objetivos de cada asignatura.

Pero si creemos en la meritocracia , no podemos olvidar que esta valora en las personas la aptitud, el trabajo, el esfuerzo, las habilidades y la inteligencia por encima de su clase social, riqueza o relaciones individuales. La universalización de la educación ha sido, sin duda, uno de los motores que más ha ayudado en la lucha por mejorar en nuestra sociedad. Por eso es necesario potenciarla y dotarla de los medios necesarios, no solo económicos, sino de modelo docente a aplicar. Y, por eso también, causan cierto estupor las palabras de la ministra de Educación, Isabel Celaá , y su propuesta de modelo educativo que banaliza el suspenso y le quita importancia.

Imagen de un grupo de estudiantes este lunes en Valencia EFE

Permitir que los estudiantes pasen de curso con asignaturas suspendidas ni mejorará los resultados a medio y largo plazo, ni formará mejor a nuestros estudiantes. Al poco tiempo, tendremos el mismo índice de fracaso y con estudiantes peor preparados . Los sistemas educativos que tienen mayor éxito son los que tienen a los mejores profesores en las aulas, los que dan cierta libertad a los equipos directivos de los colegios e institutos, pero también los que miden y exigen buenos resultados.

Y estos resultados no consisten en aprobar más, sino en que los estudiantes estén mejor preparados para la siguiente fase de estudio o para el mundo laboral. Además, lo que debería hacer Celaá es garantizar que en todas las comunidades se dé una formación adecuada, de calidad y sin sectarismo .

Lamentablemente, no creo que la ministra se lo plantee, molestaría a unos y otros y, además, los resultados se notarían en el futuro, cuando ella ya no fuera ministra. Da sonrojo comprobar cómo hablan de la promoción del talento y la excelencia, pero actúan provocando un desinterés total por los estudios . Al final, la ministra socialista lo que hace es levantar la red para que la pelota de tenis no tenga ninguna duda y caiga en la parte de la pista que favorece a la ignorancia.

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