Fernando Llopis - El último liberal

La penúltima humillación a Compromís

«Los supuestos garantes de la transparencia corriendo para evitarla y, de paso, para salvar al presidente del partido que les acababa de meter varias cornadas»

Hace unos años, la selección de fútbol de Corea del Norte consiguió clasificarse para el mundial de Sudáfrica, pero los jugadores no podían sospechar lo que les tenía reservado el régimen comunista de Kim Jong-un a su vuelta. Tras ser finalmente vapuleado por Portugal y Costa de Marfil, los miembros del equipo coreano tuvieron que soportar, durante seis horas, cómo cuatrocientos funcionarios les insultaban siguiendo una especie de ritual. Peor lo pasó su entrenador, quien, además de la humillación pública , parece que fue castigado a trabajos forzosos (los gulags comunistas todavía siguen de actualidad).

Sin llegar alcanzar, obviamente, los niveles del régimen de Kim Jong-un, Compromís se ha visto humillado por sus, hasta la fecha, socios de gobierno, los socialistas de Ximo Puig . Primero, durante el debate en el pleno de Les Corts sobre la presencia de un segundo médico en las celebraciones taurinas, en el que los diputados de Compromís vieron cómo su defensa voluntariosa y prepotente era tumbada por el cambio de opinión del PSPV .

Por otro lado, y casi al mismo tiempo, el concejal del Ayuntamiento de Valencia Giuseppe Grezzi , también de Compromís, tuvo que aceptar que los socialistas le impidieran (con mucha sensatez) estar presente en la comparecencia de los trabajadores en la comisión que investiga el fraude millonario a la Empresa Municipal de Transportes (EMT).

Imagen del debate en les Corts con la ausencia de los consellers y la mayoría de diputados de Compromís MIKEL PONCE

Cosas del destino, la propuesta de Ciudadanos para crear una comisión de investigación sobre la famosa «quita» a una empresa participada por el presidente Puig, les daba la oportunidad de saborear una mínima venganza , que no fue tal. Durante el debate de esta propuesta, la mayoría de los diputados de Compromís se ausentó de su escaño, sembrando la duda de si, finalmente, entrarían a votar para impedir dicha investigación parlamentaria al presidente.

Pero todo se disparó en cuestión de segundos. La actuación del presidente de les Corts, Enric Morera, ralentizando la votación y las llamadas a los diputados ausentes, acabó con una nueva humillación a los de Compromís, que tuvieron que acudir al galope veloz a sus escaños para votar en contra de la apertura de la comisión de investigación.

Y ese es el final de la historia. Los supuestos garantes de la transparencia corriendo para evitarla y, de paso, para salvar al presidente del partido que les acababa de meter varias cornadas en escasas veinticuatro horas. Algo así como «ir a por lana y salir trasquilados». Y seguro que, mientras siguen disfrutando de las moquetizadas conselleries, pensarán como los jugadores de Corea: «nos han insultado, pero, al menos, no nos han mandado a trabajos forzosos». También es posible que alguno pensara que estas no son, ni de lejos, las últimas humillaciones, tan solo las penúltimas.

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