Fernando Llopis - El último liberal

El coronavirus y la armadura de Aquiles

«La consellera Ana Barceló parece estar esperando ayuda divina más que planificando las acciones adecuadas de control de la crisis»

Imagen de la consellera de Sanidad, Ana Barceló EFE

Una armadura no otorga por sí sola las habilidades que debería tener quien la porta. Eso es lo que debió pensar Patroclo, amigo de Aquiles, cuando se puso la armadura de este para liderar una carga contra los soldados de Troya, una batalla que Homero narró en su famosa Ilíada. En uno de los momentos, Aquiles , enfadado con el jefe de la expedición, el rey Agamenón, abandona el combate y es Patroclo, quien trata de animar a los alicaídos griegos. Lamentablemente, la armadura de Aquiles no impidió que encontrara la muerte en su combate con Héctor.

De la misma manera que Patroclo se sentía invencible, hay personas que creen que están capacitadas para gestionar una Conselleria simplemente por haber sido nombradas consellers. Por desgracia para los valencianos, no es así. Probablemente el equipo de Gobierno del actual Consell es el menos preparado desde los tiempos de Jaume I el Conqueridor.

Un equipo flojo te impide progresar o emprender las acciones de mejora y calado que serían deseables. En condiciones normales, un equipo mediocre te permite pasar el día a día sin un exceso de sobresaltos y tan solo con una caída ligera de la competitividad. Son los funcionarios y equipo técnico los que sacan adelante todo, mientras ya nadie espera nada del equipo político. Y es, al tener que hacer frente a una crisis, cuando se notan todas las costuras del vestido que confeccionó el president Ximo Puig .

Imagen de la consellera de Sanidad, Ana Barceló EFE

Parecía que una posible recesión económica era lo que podía poner en riesgo la gestión del Gobierno valenciano, pero ha sido algo más diminuto y posiblemente más peligroso, como el coronavirus , el que lo ha hecho. Hasta el momento, las dudas e inseguridad por parte de los responsables de la Conselleria de Sanidad no animan demasiado al optimismo.

Es cierto que la amenaza es importante y de difícil gestión, pero, algunas actuaciones como la de la subdirectora general de Epidemiología, Hermenegilda Vanaclocha , generan mucho miedo. Vanaclocha se excusaba diciendo que a ella no le gustaba el fútbol cuando le preguntaban por el viaje de una enorme cantidad de seguidores del Valencia a Milán , uno de los focos de la enfermedad. Ya es grave que los responsables desconozcan unos viajes públicos y tan masivos a lugares con cierto riesgo, pero que, además, traten de justificar su incompetencia, es un insulto a la inteligencia de los ciudadanos. Y lo que es más serio todavía, pone en duda la capacidad de estos responsables para hacer frente a una amenaza tan grave.

La consellera Ana Barceló parece estar esperando ayuda divina más que planificando las acciones adecuadas de control de la crisis tras la aparición de los primeros casos. Me recuerda al chiste de Eugenio sobre aquel hombre que cae por un precipicio y, sujeto a una rama, pide ayuda a la que solo le responde Dios diciéndole que le enviará unos ángeles celestiales. A esto, el hombre contesta: “Muy bien, pero ¿hay alguien más?”. Cuando, en la Comunitat Valenciana, aparecen los responsables de Sanidad tratando de mantener la calma y mirando al cielo, uno piensa lo mismo que el hombre agarrado a la rama. Y es que, ni las armaduras te hacen mejor guerrero, ni los nombramientos, mejores gestores.

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