Fernando Llopis - El último liberal
Coronavirus: peligrosamente unidos a una App
«¿Estamos dispuestos a renunciar a nuestra privacidad para luchar contra el coronavirus? Damos con una alegría excesiva nuestros datos a Google, Facebook, Instagram y todo tipo de plataformas tecnológicas, todo a cambio de que no nos cueste dinero el utilizarlas»
Última hora del coronavirus en la Comunidad Valenciana
En un futuro próximo (la película era de 1991) las prisiones no tendrán muros ni barrotes, apenas habrá guardias porque ya no serán necesarios. Simplemente los presos deberán llevar unos collares bastante especiales. Los collares en cuestión explotarán si te alejas un número determinado de metros de otro preso. Nadie sabe quién es su compañero de explosiones, así que todo el mundo tiene la precaución de no separarse en exceso de los límites de la prisión. Desafortunadamente, en la prisión tu vida dependía de no alejarte mucho, pero también de que tu compañero no lo hiciera, ya que en ese caso también la explosión te afectaba a ti. Este es argumento principal de “Peligrosamente Unidos” una película protagonizada por el “replicante” Rutge Hauer.
Inevitablemente, me vino a la cabeza la película al extenderse cada vez más la idea de que una de las salidas posibles al confinamiento al que estamos sometidos, es la geolocalización de nuestro posicionamiento en cada momento. Esto permitiría saber que no estamos sobrepasando unos límites de distancia, y también permitiría algo muy interesante como es el de conocer con qué personas te has estado relacionando en los últimos días. Así, si una de ellas o tú mismo, caéis enfermos de coronavirus, poder tomar las medidas de aviso y precaución correspondientes.
Este posicionamiento podría obtenerse obligando a los ciudadanos a llevar consigo un móvil con una App (aplicación), que enviará al gobierno sus movimientos. Otra alternativa sería que fuesen las compañías telefónicas las que suministrasen la posición de los ciudadanos en función de las antenas a las que estén conectados, algo menos preciso, pero no haría necesario la colaboración ciudadana en este sentido.
Técnicamente son posibles ambas, obviamente con un coste de desarrollo y medios técnicos importantes, pero probablemente más económico que seguir con el confinamiento más tiempo, o el coste de los medios sanitarios para seguir haciendo frente a repuntes de la crisis.
Porque si hay una cosa que no podemos olvidar, es que el coronavirus está y tiene toda la pinta de seguir con nosotros durante mucho tiempo , por lo menos hasta que se encuentre una vacuna o medicamento eficaz contra él. Y es que la gente planifica fiestas locales, ligas deportivas y conciertos como si en un mes se fuese a acabar todo, y que, por ejemplo, no fuese probable que en octubre pudiese haber un repunte.
La pregunta del millón es otra, ¿estamos dispuestos a renunciar a nuestra privacidad para luchar contra el coronavirus? Damos con una alegría excesiva nuestros datos a Google, Facebook, Instagram y todo tipo de plataformas tecnológicas, todo a cambio de que no nos cueste dinero el utilizarlas. Pero las cosas gratis no existen, cuando no pagas por un servicio es que el precio eres tú. Aun así, pensamos que el ser sometido a anuncios de un tipo en función de las búsquedas que hacemos o de los grupos en los que participamos es asumible.
Pero hemos visto muchas películas sobre el posible mal uso que el gobierno de un determinado signo podría hacer si conociera nuestros movimientos y relaciones. En las sociedades europeas tenemos cierto pavor a que esto ocurriese, pero parece inevitable. Aun así, en España ya hemos asumido con normalidad que un miembro de las fuerzas de seguridad del estado nos pregunte a dónde vamos y de dónde venimos, e incluso pueda multarnos si considera que hemos incumplido algo de los decretos aprobados. El siguiente paso sin duda alguna será que se plantee que para que podamos salir de nuestras casas, debamos tener el control de un gran hermano que puede ser una App. Lo que ya desconocemos es si será autonómica o nacional, ya que en España tenemos la costumbre de en vez de planificar una App para todos, desarrollamos una por Comunidad Autónoma. Esto hace que toda la información pierda gran parte de su valor. En el caso de la desarrollada por nuestro gobierno autonómico cabe decir que por el momento es bastante prescindible, ya que no aporta nada más que lo que había en la web.
En cualquier caso, si al final, nos toca vivir peligrosamente unidos a una App, sea autonómica o nacional, espero que no ocurra como en la película y si pasas un metro de la zona de exclusión, aparezca un dron y te acribille.