Fernando Llopis - El último liberal

Coronavirus: Inteligencia artificial y fronteras sanitarias

«El Covid-19 es un rival al que espero que podamos vencer, pero ya tardamos en prepararnos para su regreso o el de algún pariente suyo todavía más temible»

Hace más o menos treinta años, entre las optativas que los estudiantes podíamos seleccionar para nuestro último curso de carrera, encontramos una con un nombre muy sugerente, Inteligencia artificial . Nos evocaba a los robots de las novelas y películas del futuro. Resultó ser una asignatura bastante teórica sobre el tema y con poca aplicación práctica a los problemas del día a día en ese momento.

Pero, en los últimos años, la situación ha cambiado. La potencia de los ordenadores ha crecido de forma exponencial y, ahora, un algoritmo puede obtener patrones comunes de entre millones de elementos de información . Así, tenemos cada día algoritmos más precisos que pueden entrenarse sobre muchísima información disponible y que pueden devolver resultados razonables en un tiempo muy corto.

Ahora tenemos la pregunta del millón, ¿y por qué no utilizamos los algoritmos de inteligencia artificial para luchar contra el coronavirus? ¿Es un problema con solo solución médica o farmacológica? Mientras tanto, todo el mundo habla desesperadamente de la búsqueda de una vacuna o un remedio milagroso. Curiosamente, una de las técnicas para el desarrollo de una posible vacuna se basa en algoritmos de inteligencia artificial que permiten estudiar los modelos de proteínas del virus .

Imagen de un hombre con mascarilla por el coronavirus en Valencia MIKEL PONCE

Pero el problema del día es la detección precoz del coronavirus, así como posibles pautas de tratamiento. Estoy convencido que se podrían obtener resultados sorprendentes si se dispusiese de información de historiales de pacientes (debidamente anonimizados), con las pruebas que se le han realizado, tratamiento y resultados obtenidos.

¿Cuál es el problema? Que los virus no entienden de fronteras entre países. Pero seguimos empeñados en creernos que nuestras fronteras nos hacen ser especiales y lo que les ocurre a los países vecinos no puede pasarnos a nosotros. Y esto se amplifica en países como el nuestro en el que las competencias sobre la sanidad están transferidas a cada una de las comunidades autónomas. En general, este modelo ha supuesto una inevitable problemática a la hora de compartir información entre las diferentes comunidades autónomas. Para agravar la situación, en muchas autonomías, la información tampoco sigue los mismos esquemas en todos los hospitales o no están debidamente anonimizados.

Así, tenemos los algoritmos, tenemos los ordenadores, pero seguimos poniendo fronteras sanitarias a la información. Como bien saben muchas compañías, la información es un bien preciado, de los más valiosos. El coronavirus es un rival al que espero que podamos vencer, pero ya tardamos en prepararnos para su regreso o el de algún pariente suyo todavía más temible . Toca pensar que nuestra mejor arma es la información que disponemos en cada momento, por eso debe poder ser compartida y procesada fácilmente. Seguro que, al final, la solución será médica, pero la tecnología puede ser su mayor aliada.

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