Felipe VI

¡Viva el Rey! ¡Muera el mal gobierno! Con este lema se rebeló el pueblo español en el último tercio del siglo XVIII contra las medidas impopulares del ministro italiano de Carlos III, el marqués de Esquilache. Este ministro de Su Majestad Católica quería modernizar el país, pero no supo transmitir lo que quería . Y es que, ante el panorama actual, S.M. El Rey, es el único que está cumpliendo con su deber de una manera intachable, llevamos ya un año de gobierno en funciones, y realmente les confieso que tengo la sensación de que la única institución que funciona en España es la Corona.

Esta semana hemos podido comprobar otra vez, las ganas incansables de tomar la calle por parte de algunos políticos nuevos. Tampoco de los viejos partidos destaca algún intelectual. Ningún ministro del reino sobresale. España necesita tecnócratas y no parásitos de las sedes de los partidos y sindicatos. Nadie está apostando por el país, solamente por sus formaciones políticas, y el resultado es el que tenemos actualmente. Sí, señores ¡viva el Rey y muera el mal gobierno! Morir políticamente, claro .

Social, económica y moralmente la descomposición de España requiere gente excelente para frenarla, la reforma política debe ser el primer paso, de lo contrario, podemos imaginar un mal futuro para la nación más vieja de Europa. Posiblemente en unos días tengamos un presidente de gobierno y el inicio de una nueva legislatura corta , esperanzado en que sea una etapa de transformación y acuerdo. Miro con nostalgia la época de Carlos III. Sí, sé que quedan lejos, muy lejos ya, las grandes etapas de nuestra historia gloriosa, entre ellas, la ilustración que nos enfundó Carlos III, el Político, el Mejor Alcalde de Madrid, el Rey Ilustrado. No es por casualidad que ahora sea el retrato de este gran rey el que presida el despacho de Felipe VI en el Palacio de la Zarzuela, quizá tengamos suerte y no todo esté perdido, quizá...