Duelo en OK Corral

Nunca tres siglas dieron tanto de si, sobre todo como arma arrojadiza. Más allá de su única función primaria, que no es otra que pagar facturas a los proveedores de las Comunidades Autónomas , el Fondo de Liquidez Autonómico se ha convertido en una herramienta política con la que el Consell y el actual gobierno en funciones se sienten cómodos tirandose los trastos a la cabeza, ambos creen que ganan, cuando la realidad es que los dos pierden.

El Gobierno valenciano ha encontrado la escapatoria pública a sus problemas de gestión apuntando al Ministerio de Hacienda . Después de varios fuegos de artificio como anunciar el aplazamiento de pagos a grandes proveedores y pregonar a los cuatro vientos que no habría un plan de ajuste, el Consell no ha tenido más remedio que pasar por el aro. En este aspecto, y aunque sea poco habitual, el Ejecutivo autonómico ha medido mal su puesta en escena pública , y de paso ha estrangulado un poco más la más que delicada situación de tesorería de la Generalitat.

Enfrente, el de siempre, Montoro, ahora en funciones como ministro, pero con el orgullo y la intención de llevar a la situación al límite intactos . Se lo puso en chino a la Administración Fabra, a la que llegó a humillar de manera pública sin necesidad alguna, y si alguién en el tripartito esperaba una mínima indulgencia de Montoro, ya sabe como se las gasta el ministro, ejerce de “poli” malo, y le encanta.

Mientras tanto, la estrategia del Consell con esta situación ha quedado al descubierto . En el plano público/político, es mucho más rentable para el ejecutivo del Presidente Puig que después del 26J siga Rajoy en Moncloa y Montoro en la cartera de Hacienda que cualquier otra combinación. Le permitirá jugar “a la contra”, un terreno en el que Puig, Oltra y demás se sienten como pez en el agua. No obstante, Montoro, curtido en mil batallas tambien le ha marcado el territorio al Consell, “menos quejas y más gestión”. Y es que pasado el primer año de legislatura, está muy bien lo de la transparencia, el cambio de imagen y eliminar algunos “vicios” que tras 20 años el PP había convertido en norma de funcionamiento, pero al final, un gobierno debe gestionar, para eso se le elige, para eso se le paga...