Alfaz del Pi (Alicante)
El cura que cargó contra la Iglesia: «Jamás ha sido un negocio corrupto. Me retracto públicamente»
La Diócesis de Orihuela ha emitido un comunicado en el que explica que el párroco pidió perdón por sus comentarios en Facebook sobre la pederastia
«La Santa Madre Iglesia jamás ha sido un negocio corrupto. No todos los cardenales, Obispos y sacerdotes son pederastas y corruptos. Me retracto públicamente del contenido de estas afirmaciones, así como del lenguaje expresado». Es la disculpa pública que emitió el sacerdote Miguel Ángel Schiller, del municipio de Alfaz del Pi (Alicante), después de cargar contra los casos de pederastia de la Iglesia Católica en unos mensajes publicados –y borrados después– en su perfil de Facebook a mediados del mes de enero.
Entre sus comentarios, Schiller lanzó frases como « Pido la baja. Me quiero ir de este negocio de corrupción que es la Iglesia», «Solo he conocido un obispo al menos bueno, Murgi. Todo lo demás... maricones, enfermos afectivos y desequilibrados. No pasa nada... tengo el culo blindado. Cardenales pederastas y homosexuales, notarios, constructores... etc; lo dicho, del culo blindado. Me quiero ir a mi casa». También instó a los sacerdotes a pasar «una revision psiquiátrica» cuando traten con menores y dijo que «no basta con pedir perdón y avergonzarse si se mantienen las estructuras que continúan permitiendo la pederastia».
Al respecto, la Diócesis de Orihuela-Alicante ha emitido un comunicado en el que explica que el párroco mostró su arrepentimiento el pasado 24 de enero, cuando declaró los hechos y pidió perdón ante el Obispo diocesano, a la vez que se puso a su disposición. «Pido disculpas por el daño que mis afirmaciones y el lenguaje empleado han causado a la Iglesia, a mis compañeros sacerdotes y a cuantas personas haya ofendido», dijo Miguel Ángel Schiller. Así, la Diócesis pidió a Schiller que hiciera pública su «petición de perdón arrepentimiento y rectificación» ya que su conducta provocó, indica, «escándalo no solo en la comunidad eclesial local y diocesana, sino más allá».
Además, indican que al sacerdote « se le reprendió , instándole a vivir su ministerio sacerdotal en unión con Cristo y la Iglesia; y se le amonestó , advirtiéndole que, si se volvieran a producir comportamientos semejantes, se podría proceder a penas canónicas, sin excluir la suspensión temporal del ejercicio de su ministerio público».
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