Raquel Cánovas - CUENTOS CORTOS PARA SER FELIZ
Lo que el fuego dejó
«La mayoría de la tribu se marchó de allí para salvar la vida»
![Lo que el fuego dejó](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2016/06/24/1CAR-k8oC--620x349@abc.jpg)
Había una vez, en un remoto lugar, o tal vez no tan remoto, un poblado indígena que vivía en medio de un bosque mediterráneo.
Cierto día, pasó por allí la Diosa del Fuego y quiso saber cuánto se le temía en aquellos lugares . Se hizo pasar por un muchacho loco y prendió fuego a unas cañas, provocando un grandioso incendio.
El fuego creció y se expandió y, aunque algunos de los habitantes se quedaron para apagarlo, la mayoría de la tribu se marchó de allí, para salvar la vida. Y eso mismo hicieron los animales que pudieron.
La Diosa se sintió muy orgullosa y satisfecha porque más bien pocos, o casi nadie, tenía el valor de plantarle cara .
Pero el Dios del Bosque mediterráneo, que pasaba por allí y vio la pifia que ésta había hecho, se enfadó mucho, sobre todo porque, si bien algunos animales y humanos podían huir del fuego, los árboles no, ya que tenían raíces.
Con todo su enfado, se fue a quejarse a la Madre Naturaleza . Y ésta, estuvo de acuerdo con él en que había que ponerle solución a aquello, pues al fin y al cabo, la diosa del fuego estaba condenada a arrasar cuanto estuviera a su paso para asegurar su supervivencia, así que de un modo u otro, utilizando un disfraz u otro, nunca, nunca, dejaría de hacerlo.
Entonces crearon una nueva especie de pinos cuyas semillas podían estar escondidas en piñas y que no se habrían hasta que llevaban muchísimo tiempo en el árbol.
Cuando la piña finalmente se abría, la Madre Naturaleza y el Dios del Bosque Mediterráneo, contrataron a unos seres mágicos, las hormigas, que se encargarían de meter la semilla bajo tierra y ayudarla así a su germinación y a protegerla del fuego.
Si, por casualidad, venía la Diosa del Fuego antes , su calentor servía a las piñas cerradas para abrirse y soltar las semillas de su interior.
De esta manera, la Diosa del Fuego, lejos de destruir, contribuía a regenerar el Bosque Mediterráneo .
A otros árboles, por ejemplo, los alcornoques, los proveyeron de un material especial resistente al fuego: el corcho, y así podían sobrevivir a los caprichos de la Diosa.
Crearon una planta mágica, a la que pusieron el nombre de jara, cuya semilla se activa después del fuego y que crecía rápido, para que el suelo no se erosionara.
Porque antes de que la Diosa del Fuego se convirtiera en muchacho loco , en especulador urbanístico o en legislador ignorante, mucho antes, el Dios del Bosque Mediterráneo ya le había plantado cara y supo convertir el problema en solución.
¡Ah! Se me olvidó mencionar, que debajo de una piedra que había debajo de un pino , encontré una vez la leyenda de cómo el Dios del Bosque Mediterráneo se convirtió en bombero.