Cristina Seguí - EL CSEGUÍ

El Gobierno a la antivalenciana

«Este es el pajar del gobierno a la antivalenciana y Sánchez lleva guardando el forraje desde mayo»

Imagen del tripartito vista por el artista de la Falla del Mercado del Cabanyal ABC

CRISTINA SEGUÍ

El pasado sábado terminó la semana fallera. La impertinencia de los ninots tronchándose del consenso político de cartón piedra. La ofrenda a la Cheperudeta que, en plena embestida laica, convierte la devoción de los valencianos en un acto sedicioso de fe revolucionaria . Se acabó el paseíllo de visitantes infartados por culpa de alguna bazuca pirotécnica prófuga de trincheras valencianas. Y se acabaron también la manitas políticas y zurdas de Sánchez y Rivera rotando grácilmente a lo Jacqueline Kennedy para saludar al populacho desde el balcón del consistorio. Porque, ahora, el puño en alto a lo destroyer de la Internacional Socialista ha sido sustituido por el progresismo de Ciudadanos, que fuma armonía al ritmo del Café del Mar provocando ese humo de consenso que apesta a reparto del botín público y ministerial.

En efecto, los padres del fracasado pacto de investidura de febrero y de la futurible nueva coalición electoral de junio desfilaron prolijamente por tierras valencianas con tres objetivos muy claros : Por un lado, renovar los votos del binomio socialista ante la confluencia podemito-valenciana Compromís. Por otro, whatsappear la presión necesaria gracias a la foto del ménage con Oltra a un Iglesias que, con los celos propios de aquel que la vio primero, acabó castigado por cólicos nefríticos y evidentes distensiones internas que todavía parecen no haber terminado. Y por último, perfumarnos con ese pachuli comprado a alguna marca de marketing político chino: El gobierno a la valenciana. Como si la sociedad valenciana estuviera representada por tres partidos perdedores que en ningún caso superaron la barrera del 19 % de los votos.

Imagen de Pedro Sánchez durante la mascletà ROBER SOLSONA

Un PSOE con una vocación nacionalista más acérrima que la del emérito PSUC y el propio Compromís, por lo que no le ha resultado especialmente difícil claudicar sus siglas al poder inexpugnable de Mónica Oltra. Y un Podemos que, con el mando de Montiel, representa el casticismo del centralismo caraqueño. Este es el pajar del gobierno a la antivalenciana y Sánchez lleva guardando el forraje desde mayo sabedor de que las servidumbres cultivadas en la política local pueden abrirle la puerta de Moncloa.

Además, Sánchez y Rivera, que no cesan de repetir que nunca negociarán un referéndum independentista , saben que los sueños de la erótica plurinacional de Puig y su femme fatale son mucho más asequibles que los de Puigdemont. La pregunta es: ¿Es que PSOE y Ciudadanos pretenden hacernos creer que la única pretensión del nacionalismo es la de independizarse? De ninguna manera. Y, por ello, en sus discursos jamás cierran la puerta a concesiones fiscales, territoriales y educativas al nacionalismo, que la telegénica yunta de progresistas ya ha plasmado en su concilio político. Puig y Oltra no quieren la independencia , sino consolidarse como las madame subsidiadas del mayor lobby de presión político para lograr dominar todos los resortes y recursos públicos, como ya hiciera la Generalidad catalana. Y Sánchez y Rivera, al igual que ya hicieron Felipe, Aznar y Zapatero , van a dárselo.

Imagen de Albert Rivera durante su visita a Valencia MIKEL PONCE

No pude asistir al balcón del Ayuntamiento valenciano el pasado día diecisiete. Y tampoco el pasado dieciocho. Le hubiera robado cinco minutos a Pedro y a Albert para explicarles que no hay gobierno a la valenciana porque nuestra sociedad está formada por ciudadanos que, al contrario que Ximo Puig, no llevan cuarenta años en la marmita del subsidio público , y que, al contrario que él, no rescatamos nuestras empresas particulares con 140.000 euros provenientes del nuestro esfuerzo.

No hay gobierno a la valenciana porque nuestra sociedad está formada por una mayoría de gente trabajadora que ha colocado a nuestra comunidad como la mayor exportadora española, mientras Puig pertenece a esa minoría sindical de UGT y CC OO incapaz de someter su legitimidad a la praxis democrática mientras parasitan nuestras relaciones laborales.

No hay gobierno a la valenciana porque Puig sigue pretendiendo levantar una nueva banca pública mientras saca adelante una ley que permite expropiar viviendas a los bancos que no las cedan. Todos recordamos como el PSOE copaba los consejos de administración de cajas de ahorros como el Banco de Valencia, en el que políticos elegidos a dedo desde gobiernos autonómicos como el suyo las convertían en los brazos financieros de los mandatarios de turno, que sumían a la mayoría que pagaba la socialización de sus pérdidas en el epicentro de una burbuja que las cajas aumentaron hasta en un 281%.

No hay gobierno a la valenciana porque la mayoría social fue empujada y acordonada por un increíble despliegue policial mientras cantaba su himno en forma protesta el día de la Comunidad Valenciana , a pesar de las prohibiciones del actual gobierno, que no nos deja ser lo que todavía somos: valencianos y libres. Ese día, la sociedad valenciana que vosotros reducís al patrimonio de tres partidos políticos, estaba allí. Dábamos la cara. ¿Dónde estabais vosotros entonces? .

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