Tribunales

Crimen de Godella: los padres acusados de asesinar a sus hijos ya esperan el veredicto del jurado popular

La Audiencia de Valencia concluye el juicio por el doble infanticidio cometido en marzo de 2019 tras ocho sesiones

Imagen de los acusados durante el juicio que se celebra en la Audiencia de Valencia EP
Toni Jiménez

Toni Jiménez

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La Audiencia de Valencia ha dado por concluido este miércoles el juicio contra los padres acusados de matar a sus dos hijos en un ritual en Godella y ha entregado el objeto del veredicto a los nueve miembros del jurado popular, que se encuentran deliberando a puerta cerrada. Ambos procesados han rechazado hacer uso del turno de última palabra. «Con lo que ha dicho mi abogada está todo dicho», ha señalado la madre de los menores.

Amiel e Ixchel, de tres años y medio y seis meses, murieron tras recibir multitud de golpes durante la madrugada del 13 al 14 de marzo de 2019 y fueron enterrados en el jardín de la casa de campo que la familia ocupaba ilegalmente.

La octava sesión de la vista se ha centrado con el informe de la defensa de María G., que ha acusado al otro procesado, Gabriel C., de hacer una «campaña» durante todo este tiempo señalando a su representada como «culpable» por sus «facultades mentales». Durante el juicio ha quedado acreditado que la madre de los menores asesinados sufrió en la época del crimen un brote agudo de la esquizofrenia de tipo paranoide que padece y que se le diagnóstico una vez en prisión.

La abogada ha puesto el foco en las declaraciones de los testigos que han comparecido durante la vista. Algunos de ellos han defendido que el acusado se creía Jesucristo reencarnado -de ahí que pensaran que una secta quisiera robarles la genética- y capaz de curar enfermedades, además de haberlo definido como una persona violenta en el trato a su pareja y sus hijos que «miente de manera sistemática y reiterada».

«Todas estas creencias absurdas terminan en barbaridades llevadas al extremo y en crímenes rituales», de ahí que Gabriel, ha proseguido, no haya reconocido unos escritos «espeluznantes» -la libreta roja en la que se relatan rituales mayas infanticidas- que él mismo anotó en un cuaderno y que alegó que se trataba de una transcripción de los delirios de María cuando decía que oía voces.

La defensa de la acusada ha señalado que el padre de los niños se mostró «contrario a la química para curar enfermedades» y por eso no llevó a su pareja ante un profesional, pese a que en los meses anteriores ya mostraba síntomas de su trastorno. De hecho, ha acusado al procesado de convertir a María en «un títere» y «envenenarla con historias» hasta el punto de hacerle creer que había matado a su madre para apartarla de su entorno.

Además, ha apuntado la letrada, es «falso» que se desligara de su pareja en la cárcel, «pese al papel que ha querido representar ante el jurado». «Se ha demostrado que solicitó un vis a vis y se intercambiaron cartas de amor» que María pidió dejar de recibir y en las que Gabriel «intentó convencerla de que si se inculpaba no le pasaría nada».

Del mismo modo, no comparte la tesis del fiscal de que los niños fueron «purificados» con agua antes de ser asesinados a golpes. Según su letrada, María enterró a sus hijos de forma «precipitada» y «enloquecida» , tirando poca tierra por encima, «porque estaba huyendo» de la secta que creía que los había matado. Sin embargo, «alguien con más sangre fría limpió la sangre de Ixchel» y puso en remojo la ropa de Amiel, de quien sí que se encontró sangre tanto en el borde de la piscina como en una chaqueta de la madre.

Por último, la abogada ha incidido en que Gabriel no pidió ayuda a las personas con las que se cruzó a la mañana siguiente cuando perseguía a su mujer desnuda por el campo y aseguró a los primeros agentes que llegaron a la casa que «todos estaban muertos».

A lo largo del juicio, los acusados se han incriminado mutuamente y sus respectivas defensas piden la absolución para ambos. Gabriel asegura que tuvo conocimiento de los hechos cuando se levantó a la mañana siguiente, después de estar durmiendo toda la noche. La Fiscalía solicita para él 50 años de cárcel con la agravante de parentesco , 25 por cada crimen, con un máximo de 40 años de cumplimiento.

Por su parte, María -para la que el fiscal pide 25 años de internamiento en un centro médico- alega que se encontró a sus hijos muertos y se limitó a enterrarlos. Asimismo, el Ministerio Público exige que los procesados indemnicen tanto a los abuelos paternos como a los maternos con 300.000 euros en concepto de responsabilidad civil, una cantidad que los familiares han aceptado en sede judicial.

El crimen de Godella, a juicio

Todas las claves del proceso

Gabriel y María, en el banquillo dos años después

El padre afirma que su pareja le confesó el infanticidio

El acusado mantiene su pulso con el fiscal

La madre se sentía perseguida por una secta

El entorno conocía que se sentían perseguidos por una secta

La abuela materna lamenta la falta de respuesta de las autoridades

La Guardia Civil recuerda las horas posteriores al infanticidio

Los forenses dictaminan que los niños murieron «con una tremenda violencia»

El hachís y la influencia del padre agravaron la esquizofrenia de la madre

El fiscal se reafirma en que los padres pactaron matar a sus dos hijos en un ritual

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