Godelleta: un crimen familiar escondido bajo una desaparición simulada
La mujer del expolicía asesinado y enterrado durante meses en Godelleta involucró a su hijo en un plan premeditado
El desfile de cámaras de televisión y fotógrafos no pilló por sorpresa a los habitantes de Godelleta , aunque ninguno imaginaba el verdadero motivo que les traía a este pueblo del interior de Valencia el mismo martes en el que uno de sus vecinos se había convertido en millonario gracias a la lotería.
Siete meses después de su repentina desaparición, la Policía Nacional encontró el cadáver de Isaac Guillén enterrado en un campo alquilado por su mujer poco antes de que se perdiera su rastro. La víctima, de 45 años , fue estrangulada hasta la muerte y su cuerpo presentaba signos de haber sido golpeado . Cerca de la fosa estaba su silla de ruedas.
Isaac padecía una enfermedad degenerativa que le obligó a retirarse de su puesto como policía local en Catarroja y no se sabía nada de él desde el pasado 1 de diciembre. Fue Beatriz , su esposa de 41 años, -en prisión sin fianza tras negarse a declarar ante la juez- quien, sin darse cuenta, condujo a los agentes hacia el macabro hallazgo.
Ya el jueves, mientras la principal sospechosa permanecía en los calabozos, la Policía detenía a su hijo . Los investigadores creían imposible que viviendo los tres en el mismo piso en la ciudad de Valencia el joven de 17 años fuera ajeno al crimen.
Y así fue. El adolescente confesó haber participado en el asesinato del marido de su madre bajo coacción y se encuentra internado en un centro de menores. Según su relato de los hechos, se vio obligado a colaborar bajo la amenaza de su progenitora de ser entregado como único culpable de lo ocurrido. Ambos trasladaron el cuerpo desde la capital hasta Godelleta y, una vez allí, lo sepultaron a un metro bajo tierra.
Una fiesta que nunca existió
«Lo siento mucho pero no voy a volver a casa. Cuando pase algo os avisarán de inmediato, es decisión mía y solo mía, y debéis respetar mi voluntad ». Fue uno de los mensajes que la mujer de Isaac envió durante varios meses a sus familiares haciéndose pasar por el fallecido –con faltas de ortografía para darle más realismo - cuando ya estaba en paradero desconocido para intentar que cesaran en su búsqueda. Incluso llegó a mostrar un supuesto enfado porque su foto circulaba por las redes y colgaba de los comercios del barrio en el que residía, como es habitual en estos casos.
Preocupados por las condiciones en las que se encontraba, pues la ataxia de Friedreich que sufría había ido haciendo mella en él, y a pesar de que la propia víctima había hablado de someterse a la eutanasia, los parientes llevaron sus sospechas ante la Policía. Era muy difícil que Isaac se moviera por si solo cuando necesitaba a otras personas para poder realizar sus necesidades básicas y temían que su desaparición no fuese voluntaria .
Beatriz tardó cuatro días en denunciar la ausencia de su marido y cuando lo hizo aseguró que la última vez que lo había visto fue al llevarlo a una fiesta de cumpleaños en un bar que los investigadores han descubierto que nunca se celebró. Además, disfrazó el retraso en acudir a las autoridades con el mismo mensaje en el que supuestamente su marido hablaba de un abandono voluntario.
Una concatenación de mentiras –y varios testimonios que hablan de una relación tóxica en sus tres años de matrimonio- que lleva a los investigadores a decantarse por el móvil económico –la mujer seguiría cobrando una alta pensión por la invalidez de la víctima- más que por el asesinato pactado.
De lo que no cabe duda es de que el plan fue premeditado . En Godelleta, nadie sabe nada. De hecho, tampoco conocen a la principal sospechosa del crimen. Apareció por allí un día cualquiera de octubre del año pasado y alquiló a un matrimonio de la zona –que vive a pocos metros- una parcela vallada, sin edificar, al parecer con el objetivo de tener un lugar en el que pasar el verano y cuidar un huerto que nunca llegó a plantar.
El lunes volvió a desplazarse al campo con una piscina hinchable. Lo que Beatriz no sabía era que los agentes del cuerpo armado la seguían y se quedaron toda la noche haciendo guardia en las inmediaciones cuando ella se fue. La silla de ruedas y la tierra removida en uno de los extremos fueron determinantes para empezar a excavar y encontrar el cuerpo sin vida de Isaac cubierto con sacos de cal.
La investigación sigue abierta y la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número cuatro de Mislata ha decretado el secreto de sumario. Mientras, la familia de la víctima agradece la labor policial, pide respeto para la memoria del agente retirado hace más de un lustro y sigue intentando asimilar la muerte de un hombre que deja huérfanos a dos niños pequeños de una relación anterior. En Cardenete (Cuenca), su localidad natal, se han decretado tres días de luto oficial.