José Font - CUADERNOS DE NAPOLEÓN

Correos

«De inmediato me ha venido a la mente el gran error histórico del teatro de Sagunto»

Imagen de las instalaciones de Correos en la plaza del Ayuntamiento de Valencia ABC

Seguimos esperando todavía la fotografía del Papa Francisco con nuestro alcalde «Ribó I de Tarraco» que, junto a otros ediles populistas de varias capitales de España, sufrió el plantón pontificio, y se quedó sin la deseada instantánea papal. Sin duda la diplomacia vaticana actúa eficazmente independientemente de quien ocupe la silla de Pedro.

Los ecos inexistentes del Himno Nacional en la Crida por la Humanidad siguen resonando en la Junta Central Fallera y en la sociedad valenciana, cada vez más enojada con estos políticos enfermos , que padecen anomalías de todo tipo en cuanto a España y a sus símbolos se refiere. Más les valdría a los tripartitos guerracivilistas, vigilar y proteger la cultura, la arquitectura y la historia de nuestra ciudad.

Esta semana los clientes habituales de la oficina de Correos en la Plaza del Ayuntamiento nos sorprendimos por los cambios horrorosos y algunos tristemente irreversibles, habidos en el Palacio de Comunicaciones después de sus intervenciones tanto dentro como en el exterior. En el interior del insigne edificio del primer tercio del siglo XX y tan querido por los valencianos, no sólo las transformaciones informáticas y operativas, han molestado a los usuarios y a los funcionarios , pues nos ha parecido deleznable al público en general, la desaparición de una gran parte del suelo hidráulico y de los azulejos del piso original -una vez más- para crear una rampa de cemento inabarcable, sin sentido y con escasa sensibilidad artística. No conozco los detalles técnicos, ni las leyes que han amparado dicha barbaridad. Se podría haber optado por arquitectura efímera, madera o cualquier otro elemento con tal de salvaguardar la joya cerámica, el palacio tiene espacio suficiente para ello.

De inmediato me ha venido a la mente el gran error histórico del teatro de Sagunto, con una ejecución en la restauración en época socialista que mejor no recordar. Sé que no existen competencias del gobierno autonómico y municipal en esta materia, pero Ribó I de Tarraco, en vez de estar buscando en cunetas, homenajear a la II República, quitar cruces y placas de calles, crear caos en el tráfico, traer brujas de Oriente, prohibir el Himno de España y esconder lo que es constitucional, se podría haber ocupado de este asunto, él y los cientos de funcionarios y asesores que tienen para velar por nuestro patrimonio, pues frente a las dependencias del Consistorio se ha cometido un atentado artístico en toda regla. Una pena.

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