Guillem Bertomeu - Lletraferit
La confrontación resta
«El centro derecha valenciano, gobierne o no en las grandes capitales, se tiene que reformular»
![Isabel Bonig, Pablo Casado y María José Catalá, en un acto de la campaña de las generales en Valencia](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2019/05/07/BONIG-CASADO-CATALA-kXfC--1248x698@abc.jpg)
Desde el pasado 28-A se han escrito ríos de tinta sobre los motivos del descalabro de la derecha en nivel de votos. Vivimos en una época donde priman las emociones, yo creo que ya no queda nadie que dude de que el mero acto de votar es mucho más emocional que no racional. Y que mucha gente vota más en sentido de “en contra de” que “a favor de alguien”. Los datos, los programas, el trabajo realizado queda muchas veces en el subconsciente y en el primer recuerdo siempre queda el error o el escándalo.
La política va girando hacia la imagen y el eslogan fácil, no sobre principios. “Valor Seguro” o “Aire fresco” son productos marketinianos líquidos. Otro craso error de la derecha valenciana es siempre a acudir a profesionales de esta materia no valencianos, con lo que conlleva no conocer el terreno en primera persona y su idiosincrasia, a la par que desprestigiar al especialista autóctono. De fora vindràn… dice el refrán.
Leí hace poco que incluso el estado de humor del candidato, o la tonalidad de los discursos de un partido, influye en el voto. El estar crónicamente enfadado, la confrontación, la crispación continua. Todo ello resta. El eterno político enfadado quita votos y en ello la derecha clásica ha pecado , y mucho, durante estos últimos años en la Comunitat Valenciana. Hacer una oposición sólida, responsable y eficaz no es sinónimo con ver amenazas y fantasmas por todas partes.
Hacer una política de reabrir conflictos que tus propias siglas cerraron es irresponsable, a la par que tampoco sirve para arañar votos. La política debe avanzar al mismo ritmo que la sociedad y no vivir anclada en el pasado . El giro conservador que se ha querido dar en las elecciones generales ya ha dado como resultado un severo correctivo.
![Isabel Bonig, Pablo Casado y María José Catalá, en un acto de la campaña de las generales en Valencia](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2019/05/07/BONIG-CASADO-CATALA-k1aE--510x349@abc.jpg)
Hay que saber diferenciar entre la responsabilidad y la adversidad en los malos momentos. La responsabilidad conlleva autocrítica, que en política parece muy relativa, y el colchón de un mes al tener otra doble cita electoral, también sirva para enfriar los ánimos y poner velas a la Verge, para que no se produzca otra hecatombe que complemente la de 2015. Los cuchillos internos se mantienen en los cajones, pero allí siguen. No tener autonomía propia, estar secuestrados por Génova, y el no haber permitido procesos congresuales internos en cuatro años, me refiero al local y al provincial del Partido Popular de Valencia, además de todos los congresos locales provinciales, han supuesto una ficticia renovación a dedo. Situación incomprensible en esta época y más tras una derrota paliativa. Oportunidades perdidas. Nunca hay que elevar los inconvenientes a la categoría de problemas, sino justamente a todo lo contrario, convertirlas en oportunidades.
El próximo 26 de mayo marcará un escenario político que conllevarán muchas acciones posteriores. El centro derecha valenciano, gobierne o no en las grandes capitales, se tiene que reformular. No se pueden perder cuatro años más.