Ferran Garrido - Una pica en Flandes

De cómo contar manifestantes y otros cuentos

«El que cuenta manifestantes en la Delegación del Gobierno en Madrid debe ser de letras, como yo, que no tengo ni idea de contar»

Imagen de la concentración de este domingo en Madrid ABC

Antes de sacar el “cuentómetro” me van a permitir una previa. Soy de letras. Así de claro. Eso me faculta para contar, casi exclusivamente, en números romanos y poco más. Pero también es cierto que, a base de leer y leer, ha desarrollado en mis ojos una buena capacidad visual. Vamos que sé lo que leo y sé lo que veo. Sé mirar y sé ver.

Al grano. Me molesta bastante, mucho, muchísimo, que me tomen por idiota. Que me mientan me pone a mil, ni les cuento, y que me digan que lo que veo con mis propios ojos no es verdad me toca bastante las narices. Estas narices en las que apoyo las gafas con las que lo veo todo bastante bien.

Les suelto todo este rollo a cargo de las cifras oficiales de participantes en la manifestación que tuvo lugar el pasado domingo en Madrid. Estuve siguiendo puntualmente la información a través de la televisión y, que quieren que les diga, a veces una imagen vale más que mil palabras.

Cuando nos llegaron las “cifras oficiales” facilitadas por la Delegación del Gobierno en Madrid me quedé patidifuso. Bueno, primero fue una sensación de asombro que dio paso, poco a poco, a un sentimiento de ofensa a mi inteligencia. Y sobre todo a mi vista.

No voy a entrar a valorar. Es más, no me voy a poner de parte del 45.000 ni del 200.000. Miren mi trabajo es más frío de lo que parece y, al final, siendo objetivos, trabajamos con datos y con hechos, no con especulaciones. La diferencia es que, en estas páginas, escribo una columna de opinión. Así que comparto con ustedes lo que opino. Ni de coña 45.000. Conozco bien Madrid y la Plaza de Colón y sus calles adyacentes. Y sé lo que digo.

En realidad no me preocupa la cifra. Lo que me preocupa es que se manipulen datos desde fuentes oficiales. No digo que sea así en esta ocasión, Dios me libre yel derecho a la Libertad de Expresión me ampare, pero como periodista no veo con buenos ojos que se juegue con algo que las imágenes desdicen de manera contundente. En fin, es la “postverdad” en la que nos hemos instalado para hacer creer lo que queremos que se crea cuando queremos que las cosas sean como quisiéramos que fueran, y no como son. Pero las cosas son como son, por favor.

He dejado pasar unas horas para esperar a que la objetividad dejara sus posos en el fondo de mi taza de café. He visto y oído tirarse los trastos a la cabeza a costa de la cifra de manifestantes a los representantes de la “derecha mediática” con los de la “izquierda informativa”. Flaco favor le hacemos a la verdad y a la democracia. Y a los ciudadanos. Insisto, las cosas son como son y no como queremos que sean.

Video. Imagen de la concentración de este domingo en Madrid ABC

Por una parte, los partidos convocantes han de ser conscientes de que la manifestación se organizó muy deprisa y que se canalizó contra la figura del presidente del gobierno. Eso pudo restar manifestantes, por ejemplo Sociedad Civil Catalana, a diferencia de otras convocatorias realizadas con más tiempo y orientadas exclusivamente a favor de la Unidad Nacional.

Por otra parte, en un mundo dónde las imágenes circulan por internet antes de lo que uno tarda en respirar, lo mínimo que se puede pedir a las autoridades pertinentes es que sean veraces y se ajusten a la realidad.

Además llama poderosamente la atención que, a renglón seguido, con mucha prisa, y casi sin solución de continuidad una vez publicada la cifra de la “verdad oficial”, los líderes de la izquierda y los cabecillas independentistas catalanes, que entre ustedes y yo a mi no me parecen muy de izquierdas, se lanzaran venga el tuit empleando casualmente, y de forma común, el término “pinchazo”. Qué quieren que les diga. Lo de siempre, Que no me creo nada.

Yo, desde mi desconocimiento de la ciencia de contar manifestantes, me apunto a ese término tan poco técnico, pero tan castizo, del mogollón. Sin miedo a equivocarme afirmo que eran un mogollón. Un mogollón suficiente como para hacer reflexionar a nuestros gobernantes y líderes políticos por encima de un quítame allá esas pajas.

Por cierto, estoy pensando, con todo mi respeto, que el que cuenta manifestantes en la Delegación del Gobierno en Madrid debe ser de letras, como yo, que no tengo ni idea de contar.

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