Pandemia
Closca reconoce que sus mascarillas de diseño contra el Covid-19 vendidas a veinte euros no son del tipo FFP2
La empresa valenciana devolverá el dinero a sus clientes tras admitir que utiliza otros filtros menos seguros para fabricar el producto del que ya había vendido miles de unidades
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«Habéis perdido todo el atractivo. Os habéis quedado en una mascarilla de tela más, una quirúrgica de diseño... Eso sí, sin bajar el precio». Uno de los proyectos más revolucionarios, lanzado en plena pandemia del Covid-19, ha acabado por verse envuelto en una polémica surgida a raíz de unas expectativas que no se han cumplido y han hecho sentir a miles de clientes engañados .
La empresa valenciana Closca , conocida por su innovador diseño del casco para la bici, lanzó al mercado hace unas semanas unas mascarillas que se habían diseñado inicialmente para evitar humo, contaminación, microorganismos y polen, pero que encontraron una mayor utilidad en el nuevo contexto social surgido a raíz de la crisis del coronavirus.
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Un precio no muy excesivo -20 euros- teniendo en cuenta que se trataba de un producto pensado «para durar» -es lavable y se puede ajustar con un velcro- y el prestigio de la marca llevaron a miles de clientes a adquirirlo, confiando en su calidad. Se estima que se han vendido ya más de 40.000 mascarillas y la compañía ha donado otras 80.000 sanitarias a hospitales como parte de un programa sin ánimo de lucro -se comprometió a donar cinco por cada venta-.
Con ello, la principal baza de la Closca Mask era la seguridad que trasmitía con sus seis filtros desechables, los mismos utilizados en las mascarillas homologadas tipo FFP2 .
«Se meten en el compartimento interior y, como ahí no rozan la cara ni se tocan, son efectivos mucho más tiempo», añadía la compañía en un comunicado el pasado 14 de abril. A eso se sumaba su diseño moderno y en varios colores para darle una estética renovada a un elemento que parece que ha llegado para quedarse.
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Pero ahora, un mes después de ponerse a la venta, los detalles del producto han cambiado y los errores de comunicación que ha ido encadenando Closca han generado la tormenta perfecta . La startup ha tenido que salir al paso de las acusaciones de estafa vertidas por sus propios clientes en las redes sociales y ha reconocido que no se utilizarán los filtros FFP2 -los más seguros frente al virus- fabricados en China que había anunciado a bombo y platillo.
«Yo compré un producto, supuestamente seguro. Me da igual que ahora sea más cómodo o más bonito», explica una usuaria afectada en la página de Facebook de la empresa.
En su lugar, y «ante la detección de millones de mascarillas importadas no reglamentarias, Closca decidió cambiar de proveedor para ofrecer un filtro con las máximas garantías, fabricado y certificado en España» como mascarilla higiénica lavable -que pueden adquirirse en cualquier farmacia por un precio mucho más reducido- . El mismo proveedor utilizado por la Conselleria de Sanidad y con una Eficacia de Filtración Bacteriana del 98%. «Este producto no está considerado por el Reglamento Europeo 2016/425 como EPI (Equipo de Protección Personal)», avisa igualmente la empresa valenciana.
«En ningún caso la compañía ha querido engañar a nadie ni jugar con la salud y la seguridad de las personas», ha explicado el CEO de la comapñía, Carlos Ferrando, en una carta enviada a los medios, al tiempo que « lamenta profundamente que las diferencias entre las especificaciones originales y el producto final hayan sido percibidas como un engaño ». Es por eso que ofrece la devolución del dinero a todos sus clientes que lo deseen, puesto que las mascarillas todavía no habían sido enviadas.